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MUNICIPIO DE SAN MARTIN

“Confianza en la política”

En uno de los distritos más complejos del conurbano bonaerense, se desarrolla una experiencia de gobierno local marcada por un vínculo singular con las organizaciones sociales. Hay funcionarios que provienen de experiencias organizativas, conjugadas con años de función pública y continuidad permanente en el vínculo con organizaciones. Esto dota a la gestión y a sus agentes de una mirada realista respecto al vínculo entre sociedad civil y estado. La experiencia indica que la vitalidad de los procesos no se encuentra concentrada solo en el plano de las organizaciones sociales ni que el límite es la burocratización en el Estado.
Emergen algunos otros elementos relevantes: La cercanía como lógica cotidiana de gobierno que da legitimidad y un conocimiento real de las organizaciones. Voluntad de construir un vínculo directo entre políticas públicas y vecinos, sin ignorar las dinámicas propias de los barrios populares. La economía social y la cultura del trabajo como rasgos propios de la localidad y las organizaciones. El abastecimiento popular y una reflexión sobre la dimensión del consumo como necesidad estratégica.
A partir de una construcción de confianza entre gobierno local y organizaciones sociales se abre un plano desde donde avanzar hacia una lógica de co-gestión y una profundización de una política de cuidado como nuevo paradigma.

DIMENSIONES

Los cuatro ejes que conforman la matriz de análisis del PFFM buscan ser un conjunto de nuevas coordenadas para abordar, analizar y comprender experiencias concretas. A continuación, ponemos en diálogo esos conceptos con las diferentes dimensiones de las experiencias relevadas.

PAPA DEL FIN DEL MUNDO

Se gobierna con el horizonte de construir comunidad, fortalecer organización y construir la identidad de un pueblo. Hay una dedicación especial en transmitir esta voluntad con gestos concretos de cercanía y responsabilidad que construyan confianzas para que estado y sociedad tiendan a permearse mutuamente. El profundo conocimiento del paradigma de las políticas sociales no impide advertir cómo la realidad de los territorios se impone a las ideas y modelos. Se apuesta por crear lazos entre actores para construir redes efectivas que formen un tejido que funcione como co-gobierno entre estado y sociedad.
(…)
“El tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea; el todo es superior a la parte. Los cuatro principios presentados por Francisco en la Evangelii Gaudium son principios de un pastor y de un estratega político. Son premisas para la construcción de un pueblo, de un sujeto teológico, pastoral y político.”

“En Francisco hay una decisión de protagonizar la salida a la crisis. Su respuesta es profética y política.”

DE LOS PAISES EMERGENTES A LAS PERIFERIAS ANOMALAS

San Martín es un distrito heterogéneo, complejo y singular, marcado por drásticos contrastes urbanos y un vínculo conflictivo entre centro y periferia. Adaptar las respuestas desde el gobierno local a las necesidades diversas implican una alta capacidad de adaptación, pero partiendo de una premisa fundamental: se empieza por los últimos para llegar a todos. Hay un intento por construir una identidad local que reconfigure el lugar de San Martín en su relación con la ciudad centro. La dinámica centro y periferia se reproduce en lo local. Los barrios periféricos imponen sus lógicas que desafían el marco conceptual de las políticas públicas y demanda una intervención inteligente para contrarrestar la informalidad.
En esa identidad hay un lugar determinante que es la esfera del trabajo. La memoria histórica de la movilidad social ascendente y del trabajo formal como fundamento de la ciudadanía son rasgos propios que persisten en las organizaciones y que funcionan como horizonte de su praxis. Esta herencia marca el proceso organizativo de la economía social y popular, a la vez que la incertidumbre del futuro del trabajo demanda replantearse el paradigma de la inclusión. Una discusión sobre la dimensión del consumo es vital para romper la inercia del sistema y su destino prefijado. Es el Estado uno de los actores fundamentales que debe hacer una revisión de la lógica hegemónica que reproduce y estructura su acción.
(…)

“Argentina, antes que país emergente se muestra una y otra vez como una periferia anómala, desafiante ante el paradigma pero sin lograr romperlo del todo, como se demuestra cada una de sus crisis cíclicas, las heridas sociales y el desconcierto recurrente de los analistas.”
“La fuerza histórica de los pobres existe, se organiza y se despliega para salir de la pobreza. ¿Pero hacia dónde se sale o hacia dónde se llega? Este parece ser también el límite de la lógica de la inclusión”

 
“Francisco demanda de las organizaciones populares un movimiento que construya no sólo poder político y sino una geopolítica y una perspectiva de desarrollo propia.”

COOPERACION INTERNACIONAL

El gobierno local cree en las organizaciones y apuesta por hacer que ellas confíen en la política. Hay una conciencia y una experiencia respecto a la necesidad de cambiar los modos y formas de la política para construir ese puente. La cercanía y la respuesta como práctica cotidiana para entablar un vínculo sincero y desidealizado con las organizaciones sociales. La potencia transformadora está en el estado y en la sociedad civil, y puede desplegarse aún más si se permean mutuamente. Vocación de liderar los procesos sabiendo que el Estado ordena pero entendiendo que la autonomía relativa de las organizaciones también inyecta originalidad y otra perspectiva.
Apuesta por avanzar a un trabajo integral entre gobierno local y organizaciones sociales a partir de mesas sectoriales. La experiencia de los foros locales y la participación barrial han funcionado más como puesta en escena de un diálogo ciudadanía-estado más que una eficiente instancia para la definición de políticas efectivas y plausibles. El desafío es avanzar hacia una red de redes de organizaciones consustanciadas con la construcción de una política de cuidado.

(…)
“Hay algo que se le escapa a la política y a los intentos de pensar y hacer: la vida cotidiana, las biografías, lo crudo de lo real, el drama de lo personal -individual y colectivo-.”

“Desplazarnos del paradigma del fortalecimiento de la sociedad civil a la construcción de pueblo como agente de transformación social implica pensar las construcciones vigentes en el juego de los procesos históricos signados por proyectos de justicia social.

COOPERACION INTERNACIONAL

La experiencia de gobierno ha demostrado cómo las categorías rígidas y los diagnósticos en abstracto deben ser rebalsados por una vocación de transformación efectiva. El modo de construir tejido social, organización social y fortalecimiento de la democracia demanda un esquema de cooperación entre Estado y sociedad fundado en la confianza mutua. Hay una apuesta por lograr una organización de la comunidad en la que el Estado cumple una función ordenadora que permite potenciar el protagonismo de las organizaciones sociales y populares.
Hay una decisión de no esquivar el conflicto y las contradicciones de la vitalidad popular a la hora de desplegar políticas públicas en articulación con organizaciones sociales. Se apuesta por construir un modelo que reformule la inercia de la lógica de la política y de la gestión gubernamental para proyectar una experiencia arraigada de ejercicio del poder, los recursos y los vínculos.
(…)


“La idea fuerza de “Sociedad Civil” constituyó un aporte a la comprensión y a la construcción de las sociedades latinoamericanas y sus democracias, pero a la vez, y en el examen de los tiempos que corren, bloquea, dificulta y demuestra sus propios límites para dar un paso más y encontrarse con la potencia histórica de los pueblos.”


“Mientras no construyamos una cadena de equivalencias, una articulación popular con la fuerza política de la unidad; mientras la participación y el protagonismo se de en los campos establecidos que les son reservados, las demandas y proyectos transformadores serán admisibles para el paradigma.”

IMAGEN / CONCEPTO / HISTORIAS

Transmitir la potencia de una experiencia demanda más que datos, tablas o textos. Necesitamos imágenes, colores, conceptos e ideas para contar historias que valen la pena.

CONTEXTO

PERIFERIAS

IMPRONTA ORGANIZACIONAL / INSTITUCIONAL

DESTINATARIOS / SUJETOS / ACTORES

OPCIONES DE INTERVENCIÓN

MÉTODO / MODO DE HACER

MOTIVACIÓN / SUBJETIVIDAD / ESPIRITUALIDAD

CONCEPTO POLÍTICO

HIPÓTESIS DE TRANSFORMACIÓN

SOSTENIBILIDAD / PROYECCIÓN / COOPERACIÓN

Oscar Minteguía (Municipio de San Martín)

“EN EL MUNDO ENTERO NO HAY UN CUIDADO QUE ALCANCE SI EL TRABAJO NO ES CUIDADO"

POLO FORMATIVO DEL FIN DEL MUNDO – El año pasado ganaron las elecciones de San Martin con cifras records. Si bien la salida de Gabriel Katopodis, electo por tercera vez consecutiva, para avocarse al Ministerio de Obras Públicas, debe estar llevando a cierta renovación. ¿Cómo han ido construyendo sus vínculos, con la ciudadanía, pero también en lo interno?

OSCAR MINTEGUIA – Cuando empezamos a gobernar en el 2011 encontramos que la gestión anterior había dejado un organigrama absolutamente lineal. Entonces nos propusimos cuatro motores de generación y regeneración de nuestro trabajo.

En primer lugar: que trabajamos en equipo. Eso es algo que hemos conseguido. Éramos un equipo que se capacitaba, se formaba y se escuchaba, que tenía reuniones de gabinete y reuniones con todos los que tenían responsabilidad de conducción, desde la más chiquita a la más grande de las secretarías. La segunda, innovación en el diseño y la implementación de políticas públicas. Había que crear nuevas políticas. Hicimos cuarenta programas o dispositivos que no existían hasta ese momento: Despegar, San Martín Te Quiere Bien, Educación Vial, Programa Sin Violencia, Plan Crecer Bien, etcétera. Algunos los tomamos de otros lados donde si funcionaban, y otros los inventamos nosotros. La tercera cuestión fue el tema de la escala. Permanentemente trabajamos con la consigna bajada por Gabriel de que las intervenciones sean para una población de trescientos mil habitantes. Si bien, por cuestiones presupuestarias, no se podía llegar a todos, la vocación de hacerlo estaba, y se pensaba como si estuviésemos preparados para ello. El cuarto fue la materialización del Estado presente a partir de la cercanía. Y por último, nos guiamos por un concepto de la gestión compartida con las organizaciones sociales. Esto era como un escalón superador a la gestión asociada porque implicaba compartir las estrategias y llevarlas adelante. Eso a veces incluso significa compartir las decisiones sobre que se hace con la plata.

PFFM – Sobre ese último punto, la gestión compartida. ¿Cómo fue componiéndose el mapa de organizaciones y su relación con el Estado?

OM – Tenemos un Consejo Consultivo donde se encuentran representantes de doce mesas recuperadas, un representante de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y un representante del municipio. La mesa tiene nueve años, justo lo que llevamos de gobierno, y tiene un alto nivel de institucionalidad por una ordenanza que sacó Gabriel en el 2017. Ese año, se declaró la emergencia PYME a través de un decreto que estuvo enfocado en las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) y dejando las empresas recuperadas por cooperativas afuera del espectro. O sea, el Estado funcionando con una mirada puesta en la reproducción del capital antes que en la reproducción de la vida. Advertida la situación, le comenté a Gabriel “mira, nos quedó esto otro mundo afuera. ¿Por qué no hacemos una ordenanza?”. La declaración de emergencia fue por decreto, pero la adhesión a la declaración, en San Martín, fue por ordenanza. Y aprovechamos la ordenanza y le metimos más cosas. Creamos un fondo de asistencia económica, y en un artículo reconocimos esta mesa como Consejo Consultivo.

El consejo de la Niñez y el de Discapacidad también se constituyó por ordenanzas. Hay sectores que demandan una iniciativa desde el estado, que no se integran sin no las convocamos desde el municipio. Pero hay otras que no, como la mesa de organizaciones vinculadas al consumo problemático de sustancias, que surgió de hecho. O mismo las organizaciones del área Reconquista. De ellos tomamos algunas cosas más que interesantes, como el concepto de territorio educativo.

Uno de los productos de esos dieciocho ámbitos o áreas es que todas juntas son más de trescientas organizaciones trabajando en red. El paso que sigue a es la “red de redes”. Primero había organizaciones, después redes. Lo siguiente fue propiciar un ámbito de encuentro semestral en donde los representantes de cada una de esas redes puedan construir una perspectiva más general del contexto en donde trabajan. Eso ya fue superador de los primeros intentos que hicimos.

PFFM – Todo ese proceso parece ser una transformación icónica en el distrito. ¿Se trató de una instancia sui generis o heredaron algunas estrategias que ya venían trazando las organizaciones sociales?

OM – Cuando llegamos al gobierno conocíamos la existencia de dos o tres mesas, algunas de técnicos de programas municipales, nacionales y provinciales, que no dormían en el barrio pero que actúan en el barrio, y otras que sí lo hacía como la iglesia en José L Suárez o la cámara de comercio. En una de las primeras reuniones de gabinete que hizo Gabriel sumó integrantes de esa mesa. Ahí vimos como funcionaban y pensamos había que fortalecerlas: donde no había, armar otras mesas. Hicimos tres o cuatro, en principio en los tres lugares donde intervino el plan AHÍ. AHÍ es de 2012-2013 y requería una mesa territorial de concertación. Luego del 2014, pasó a un estadío de cincuenta foros barriales y al foro del presupuesto participativo, una experiencia que después comprobamos no estar a la altura para llevarla adelante. En todos los lugares donde se implementó terminó siendo un como sí. Porque sucede que, o vos acotás el tipo de debate o proyectos, o la gente va a terminar planteando que quiere un subte en la esquina de su casa. Y vos no vas a hacer un subte. Entonces que se diga “participativo” es un engaño. El desafío es sobre qué los hacés participar al vecino o ciudadano.

PFFM – El tema del presupuesto participativo fue algo así. Una gran cosa vistosa que entusiasmó pero que después en Argentina fue una herramienta secundaria y en Brasil parte de lo logrado se desandó.

OM – A mí me interesa porque nos pone a pensar un ejercicio de democracia directa, pero no sé si la democracia se trata de decidir un presupuesto con ese método. Diferente es que, por ejemplo, en la mesa de la Niñez charlemos sobre cómo vamos a usar la plata que tenemos para el inicio de mes. Ahí también se da un presupuesto participativo, pero desde otro lado, ya que la viabilidad y la factibilidad va a estar dada por la propia experiencia y el conocimiento ciudadano. Pero lo otro es “muchachismo” para los vecinos. Lo que van a terminar decidiendo (y esto ya lo vivimos) es que se coloquen luces LED en la puerta de su propia casa. Cuando nacieron los barrios, la gente estaba codo a codo y armó clubes, veredas, cloacas. Pero ahora la lógica es “me raspo con vos”. Y al “me raspó con vos” le vamos a pedir que “pensemos las cosas juntos”. Entonces al principio hicimos los foros, y los foros eran vecinales. Participaban las organizaciones que son de por acá, con los vecinos sueltos que son de por acá.

PFFM – ¿Como si fueran dos niveles de discusión muy grandes: entre lo que ya está organizado y está participando en un ámbito en el cual hay un aprendizaje sobre cómo debatir, y otro que es el que va, como vos decís, a discutir por la bombita de luz en la puerta su casa?

OM – Claro. Pero además verificamos que a las organizaciones no las representan necesariamente aquellos que iban a las reuniones. Más bien, el delegado iba por sí mismo, y cuando le preguntabas sobre una cuestión particular por la opinión de los socios, contestaba “no sé, nunca nos juntamos los socios ¿para que nos vamos a juntar?” ¿Y los papás de los pibes que juegan el fútbol qué dicen? “Tampoco sé” ¿Y la comisión directiva?… Entonces pasa que el representante se va de la reunión y no le transmite la información a nadie. El presupuesto comunitario no funcionaba. La gente está preparada para pensar en sí misma. Las instituciones locales perdieron representatividad y vida interna, y el Estado tiene aún una dificultad para aceptar que le digan lo que tiene que hacer con la plata. En 2014-2015 hicimos el presupuesto participativo, pero en el 2015 di por cerrada la experiencia.

Pero si fuimos para adelante con ese otro estadío que les mencioné de las dieciocho mesas de participación. Todas son de distintos barrios. Los une la temática y no la barrialidad. Entonces circula otra riqueza. Como acción de gobierno yo no voy decididamente a la reunión barrial, porque además algunos vecinos se identifican con el club, otros vecinos se identifican con la biblioteca, etcétera. En cambio, la mesa es convocada en un lugar municipal, o bien es rotativa; hoy en la sede de una organización, mañana en otra. Por los dos motivos, tiene muchísimo más riqueza.

Está faltando un ámbito donde se encuentren las personas, las organizaciones, las problemáticas. Entonces, por ejemplo con la problemática de Niñez, la mezclamos con los asuntos de deporte (hay redes de Clubes como la AFI, donde le entran a los pibes con el fútbol). Cada red interviene en diferentes momentos de la vida o en diferentes dimensiones de cada individuo o familia. Hay que articularlas para que sean mas eficientes y puedan complementarse. Eso es dar el salto a una política de cuidado.

PFFM – Y dentro de esos vínculos que fueron armando con las bases, muchas de las organizaciones son, por lo que mencionas, productivas. ¿Cómo es la estrategia de gestión económica en consonancia con la gestión compartida?

OM – Con la nueva estructura que estoy armando, centrada en la economía social y la solidaridad, buscamos la profundización de los instrumentos que desarrollamos nosotros en los cuatro campos típicos de la economía solidaria: comercialización, financiamiento, capacitación e incidencia. Otra dirección general es el empleo y la inclusión laboral con la Escuela Municipal de Oficios, donde ya tenemos los cursos, pero que ahora se va a transformar en escuela. También creamos una bolsa de empleo, y un programa bastante agresivo de 2000 jóvenes entrando a trabajar en las Pymes cuatro o seis horas diarias, teniendo su primer trabajo con un dinero que no sé de dónde voy a sacar, pero que será el que pueda ser. El tercer tópico es el abastecimiento popular con una dirección de consumo popular: una dirección de producción popular, y una dirección de políticas alimentarias.

En cuanto al abastecimiento, la comida es lo más urgente. Acá hacemos pan y verduras que la producen pibes que salen de la cárcel, y así, hay otra cantidad de cosas que podemos animar. En algún caso no será fabricarlo, será fraccionarlos, como por ejemplo con el garbanzo y las lentejas. Si compramos a granel a productores de la provincia Buenos Aires y fracciono, lo saco un 60% más barato de lo que estamos comprando ahora a una marca. Así podemos fijar algunas líneas, entre simbólicas y reales, y no sólo con la comida. Está la producción de ropa, donde vamos a trabajar en la construcción de una red textil (ya hay más de 7 u 8 cooperativas que hacen ropa guardapolvos y remeras). Y la misma población que participa de la producción comunitaria, ¿no usa también calzoncillos?, ¿no usa pantalones, toallones y sábanas? Se puede ampliar la producción para que hagamos todo lo que consumimos nosotros, pasando por el 10% de los 150 millones de pesos que entran todos los meses a San Martín, con los programas nacionales de compensación económica (Hacemos Futuro, Salario Complementario y la Tarjeta Alimentaria).

Creo que un enfoque fuerte de enraizamiento de la cultura en general con la cultura productiva del trabajo sería transformar a San Martín en una marca colectiva. Podemos disputarle un poco de mercado a Nike, si total sus productos los hacen acá, en los mismos talleres. O mismo los de Cheeky. Todo lo que hagas de Cheeky lo hacen acá, el producto es el mismo. ¿Entonces nosotros vamos a encontrar una marca que les compita a ellos? No, pero capaz que la marca sea “esta es de tu San Martín, está tu tierra, acá nos cuidamos”. Podemos producir cosas para la casa: bloques, ventanas, puertas, sillas, mesas, camas. Ya tenemos talleres haciendo ventanas de aluminio. Y también trabajar en el rubro servicios, el cuidado de niños, de personas con discapacidad, de personas mayores.

A las organizaciones con las que ya tejimos estos vínculos les aportamos algo que les permita confiar en la política. Muchos nos decían qué ahora la gente va a pensar que Gabriel los traicionó por postularse para intendente y dejar el puesto. Pero es al revés. Su paso al Ministerio lo corona. Es uno de los ministros que más se mueve y que a Alberto más le gusta. Nosotros, que estamos detrás de las bambalinas, sabemos que se saca mil millones de fotos con los vecinos y va por todos lados y la gente lo saluda.

PFFM – En muchos lugares se presupone que el estado es el obstáculo y que la responsabilidad social está en las organizaciones de la ciudadanía. Y eso puede tener algo de cierto, pero sólo algo. Lo que se ha hecho en San Martín, pero particularmente en el área de desarrollo social, con respecto a una manera distinta de tramitar, de relacionar, de realizar una valoración diferenciada sobre lo que se puede hacer con lo que, en términos más genéricos, se llama organizaciones sociales, parece romper un poco con esos pre-supuestos. Acá en San Martín pareciera generarse la confianza con otro paradigma de intervención.

OM – Cuando asumió Gabriel en el 2011 difundimos carteles que decían “Vamos a estar cerca”. Hay un elemento muy importante, que es el concepto de “cercanía del estado,” de que al Estado no le importa mancharse, embarrarse, en términos filosóficos y reales. El primer año Gabriel andaba por las calles con la inundación hasta las rodillas, y nos arrastraba a todos nosotros a lo mismo, porque si no quedábamos a años luz de lo que era su idea de gestión. Se insistió con el tema de la cercanía y de concretarla.

Como parte de la misma moneda, leí algo de Leonardo Boff que me quedo grabado: su concepto de responsabilidad. Significa “dar respuesta”. A la cercanía, entonces, se le suma el dar respuesta. Después esa respuesta puede que sea un no. Y si va a ser un no, tenés que darla vos como funcionario la respuesta. Primero te comes unos cuántos cachetazos, pero después se gana el respeto de la gente. Gabriel solía decir que nosotros íbamos a podemos volver porque nunca les prometimos nada que no puse pudiésemos hacer, porque nunca les mentimos. La política tiene palabras resbalosas, pero nunca se le dijo a un vecino “te voy a traer un termo” y después se lo trajimos. Con el tiempo comprobé que era tal cual cómo decía Gabriel. Porque no mentimos, podemos volver. El tipo anda hoy solo por cualquier lado, sin problemas.

Hubo dos hechos bien concretos, dos acciones muy de lo cotidiano, qué fueron y son estar cerca y dar respuestas. Yo tengo grandes problemas con mi mujer porque odia los celulares y las adicciones que produce, sobre todo en mí. Yo no se lo puedo explicar, pero si a mí me entran mensajes al WhatsApp de los dirigentes del barrio a las tres de la mañana los contesto al toque. No los “boludeo” con qué no los leí.. A veces ella me dice no es necesario que lo conteste el domingo a la tarde, si total el lunes trabajo. Pero así como se los contestó en el momento, esto me permite también mandarlos a la m***** sin mandarlos a la m*****, o aclarar cuando hay algo en lo que no podemos darte una mano.

El chofer de los fines de semana me mensajeó un feriado diciendo: “¿se podrá hacer con algo la cuñada de mi prima, que fue al jardincito municipal de 2 años y no lo anotaron?” Entonces les contesté que no sabía el caso, pero seguramente no lo anotaron porque no está padeciendo graves problemas económicos. Los jardincitos maternales de la municipalidad son para los que la están padeciendo. Entonces me contesta que nadie puede cuidar al pibe, porque trabajan la mujer y la abuela. Con eso ya me dio la clave. Si los tres adultos responsables tienen trabajo, el jardincito no es para ellos. Me dijo muchas gracias por la respuesta, y no me volvió a molestar. Por eso les digo que así como estoy siempre disponible, los puedo frenar cuando en algún punto se equivocan.

PFFM – En San Martín parece que hay mucho realismo sobre lo que representa a las organizaciones sociales. No todo es lo que parece, y hay que generar una mirada más realista de qué es la ciudad ciudadanía y la comunidad, o qué es lo colectivo y cómo funciona una sociedad compleja como la de San Martín. Pareciera que hay una visión más descarnada pero también más real de lo que es gestionar y de la misión transformadora.

Una mirada muy recurrente a nivel de la cooperación internacional por la cual, en el mejor de los casos, la sociedad se ve como aquello sobre lo que hay que incidir. Se supone que el dinamismo está del otro lado. La palabra incidencia tiene cierto, problema porque la incidencia es incidental. Y después otra suposición que se presenta mucho es imaginar esferas separadas y fantasear relaciones espurias entre ellas. Pensar que sociedad civil y estado son cosas totalmente divergentes, y desde ahí imaginar el vínculo con un mapa que no responde a la realidad.

OM – Es más linda la palabra permearse qué incidirse, ¿no? Hay dos cositas más respecto a este tema. Una sería el agradecimiento. Gabriel decía que cuando quisimos llegar al gobierno pedíamos fotos a los vecinos. Ahora, a dónde voy me piden fotos, y yo me sacó cuatro mil. Si antes me mataba por eso, ahora lo devuelvo. Y la otra, es que cuando un tipo entra a la municipalidad a insultarnos casi de cajón, lo que dice es un dato de la realidad y nosotros tenemos que estar paraditos ahí para recibir ese malestar y transformarlo en un vínculo. “Bueno, ahora estamos relacionados. Despejamos, te damos bola, pero ahora vamos a hablar de otra cosa. Vamos a generar una relación sobre otros asuntos ya que estás acá”. Por ejemplo, frente al hecho de que muchos de los pibes no hacen sus actividades en San Martín, no se educan aquí, no hacen deporte aquí, pero sí sacan el registro de conducir, aprovechamos eso y unificamos la sede. Ese lugar sigue funcionando como un avión. Creo que todavía hoy se puede sacar el registro en 24 horas. Tenemos un convenio con provincia, y si vas a hacer el trámite a la mañana, antes de irte ya te llevas el carnet de conducir. Fue una de las primeras cosas que hicimos, antes de inaugurar hospitales, y por ahí pasan todos los ñatos cada cinco años seguro.

PFFM -¿Cómo es la adhesión personal a la construcción de vínculos de representación de forma ciudadana o política? ¿Cómo vivís vos la dimensión propiamente política, casi identitaria, de la construcción de la política?

OM – Yo tengo una dualidad, un descanso, de que soy un dirigente de San Martín per no vivo en San Martín. Cargo la tensión permanente de no pertenecer al territorio. Soy parte del equipo pero a mí no me avanza ninguna locurita de pensarme en otro lugar que no sea gestionando, o gestionando para que Gabriel sea el mejor dirigente que tengamos, o, en este momento, Fernando. Pero no yo. En esta relación con las organizaciones que fuimos tejiendo a veces me dicen que cuando no está Gabriel estoy yo. Y yo ahí les pongo un freno, porque Gabriel es la representación política. Eso no tiene ningún porque, al menos mientras sigamos construyendo juntos la fuerza de lo colectivo. Pero los más politizados empujan todo el tiempo para pensar quien lo reemplazará a Gabriel. En algún futuro, y si no sabemos a quién poner, entonces, vamos hasta ahí. Pero yo no vivo acá. No puedo ser esa persona.

PFFM – Entonces Gabriel se diferencia por el equilibrio, por la cercanía inmediata y el vínculo político de representación, y porque a un mismo tiempo se puede responder con obras, que son respuestas en sí mismas, construyendo una identidad política por la que ha sido reelegido dos veces. ¿Cómo funcionan en San Martín las identidades partidarias, sean organizaciones o en la comunidad?

OM – Yo a veces siento que hay un desierto, un vacío, que no logra conciliar esos mundos que mencionas, aunque Gabriel sepa que en algún momento va a tener que transar espiritual y materialmente con alguien para la cuestión electoral. Hay poca discusión de la política por fuera de lo partidario. Además, está la situación de cómo se vincula la gente con el Estado si no hay delegaciones físicas en el territorio. Las pocas que teníamos en San Martín se transformaron en centros de atención al vecino. No hay un cacique nombrado por Gabriel, o un comisionado. En La Plata, por ejemplo, hay delegaciones que son muy fuertes y funcionan. Sacas el carnet de conducir y pagas los impuestos en la delegación. Acá no, y Fernando tiene en la cabeza una estrategia para regionalizar el estado.

Mercedes De Virgilio, una becaria del Conicet que trabaja en el Gino Germani, realizó una investigación para buscar las pistas de cómo hace economía la gente sencilla, como ahorran o generan ingresos que se capitalicen. Elegimos poblaciones que ya teníamos algo caracterizadas, o que eran beneficiarias del Argentina Trabaja, o participantes de nuestro fondo de créditos para alojamiento y vivienda. El resultado no dio datos relevantes desde lo que nos interesaba saber, pero surgió un dato inesperado, que es el vínculo de esos territorios con el estado. Lo hacen necesariamente desde alguien que haga de puente, a quién le tienen confianza, un puntero o un facilitador. Entonces, ante esto, yo me desesperaba, porque nosotros insistimos mucho con la presencia directa del Estado. Si ya está Gabriel que viene hasta acá, no necesitas intermediarios para acceder a la política pública. Ese es mi sueño, pero la verdad muestra que uno necesita intermediarios. Las familias buscan una mediación humana. Si no son los punteros, son dirigentes de organizaciones.

PFFM – Un escritor hindú, Partha Chatterjee, decía que había que dejar de hablar de sociedad civil y empezar a hablar de sociedad política, porque lo que hay son vínculos políticos.

OM – Es interesante. En los lugares de San Martín donde no había relaciones “punteriles” no se pudo aplicar la política pública. La cosa funcionó donde estaban consituídas. La mediación adquiere formatos distintos. A lo mejor no es un puntero, sino un tipo que trabaja en un área del municipio y hace de conducto en su barrio. Y si en ese conducto nos toca un chanta, estamos al horno, pero si es un pan de Dios, por ahí circulan cosas. O tal vez es un chanta, pero en los vínculos con la gente es una máquina.

Curiosamente, hay lugares donde puede notarse al narcotráfico proveyendo cosas que nosotros no podemos darlas porque no nos enteramos. Son problemas que capaz la gente necesita resolver enseguida, y nosotros no estamos ahí. Entonces cumplen oscuramente el papel estatal.

PFFM – Vos viajaste algo por América Latina, tenés un vínculo también con Brasil ¿Qué dirías de la especificidad Argentina respecto a otros lugares?

OM – Creo que las organizaciones nuestras son herederas, directa o indirectamente, del concepto de movilidad social. El sector informal urbano de los otros países latinoamericanos está hundido. El sector informal nuestro está todo el tiempo viendo cómo transformarse en otra cosa, sea una cooperativa o una empresa. Por eso en México, Bolivia, Perú o Colombia las microfinananzas se fueron para arriba con tasas absolutamente usureras, porque la gente del sector informal tiene la expectativa de quedarse en el sector informal in eternum. En Argentina no es así, o al menos, el sector sin expectativas es más pequeño.

A mí me despabiló mucho una charla ajena que presencié en una organización del barrio. Mientras los esperaba para una reunión, ellos atendían asuntos que, justamente, eran acciones que habíamos impulsado desde el municipio. Entonces se acercó una chica de unos veintitrés años, madre de tres hijos, muy joven, para anotarse a un viaje de egresados del FINES. Esta chica cobraba el plan PROGESAR, el subsidio para estudiantes, y en un momento dice: “Ahora que ya me recibí, ¿qué plan me toca?”. Nada de trabajar, de pensar en vender algo. No, la chica pregunta solamente qué plan le tocaba cobrar ahora. Y así debe haber varios. Pero tal vez no son tantos, y ni de cerca la mayoría. Me parece que en otras sociedades de Latinoamérica esa actitud es mayoritaria. O, en todo caso, los vendedores están vendiendo tortillas igual que su abuelo, que su padre y que, posiblemente, su hijo.

PFFM – Dicho en otro idioma, el diferencial de nuestra sociedad es la memoria histórica del peronismo.

OM – Existe la influencia del peronismo en el trabajo institucional de uno mismo, porque aquí se toleran tensiones que en otro lado no hay político que las tolere, y esas tensiones vuelan por el aire. El ejemplo más reciente es Bolivia, que no pudo resistir un embate que también fue con armas, pero cuya mayor fuerza no vino de las armas. O Rafael Correa, o el caso de Chile, donde la derecha gana en las urnas y ni siquiera tienen que hacer toda la movida de Temer en Brasil.

PFFM – Uno de los tópicos en los cuales estamos trabajando es que nos han dicho que Argentina es un país emergente, y nosotros lo negamos, o corregimos, diciendo que somos una periferia anómala. Argentina no entra mucho en los paradigmas de concebir qué son los países. Aquí, la sociedad en general, pero también las organizaciones populares, no se pelean de manera dualizada o clasista, si no que juega el elemento del ascenso social. También pasa en la política. Los sectores populares pueden ir sobre y eventualmente al gobierno (en el sentido de ser representados por el partido).

La otra cosa que estamos explorando es que muchas veces cuando se interviene desde la cooperativa internacional se utiliza un paradigma que en el fondo se corresponde más con sociedades que siempre van a estar dualizadas, que son las coloniales. En Argentina es distinto. Esto aparece no solo desde lo conceptual, sino además por el hecho de que acá se puede trabajar distinto, se puede pensar distinto. ¿Lo ves así?

OM – En el tema de lo económico, dejando de lado esa porción que piensa como la chica que mencionaba, la experiencia común es la del trabajo asalariado, en blanco o en negro. Por eso también tenemos tanto trabajo asalariado en negro y nos la bancamos. Pesa más el trabajo asalariado que el negro. Fíjense que una de las medidas más fuerte de los últimos tiempos en los movimientos sociales fue hacer un sindicato y pedirle al Estado un sueldo complementario. Por ese puente todavía pasa un residual histórico, realizando esa vivencia de trabajar. Además, en el lugar de trabajo están los compañeros y compañeras, hay otras pasiones ancladas en la cotidianidad doméstica.

Cuando viví en Bariloche, en el jardín de mi hija más grande, que entonces tenía 4 años, hicieron una dinámica de preguntar por el trabajo de los papás. Y ella se encontró con que sus compañeros tenían papá panaderos, bomberos, todos trabajos muy dibujables. Era una escuela de barrio. Entonces la maestra me llama un día y me pregunta “Oscar, ¿vos de que trabajas? Porque hicimos esta dinámica y María contestó que su papá trabaja de hacer reuniones.” (risas)

PFFM – Recién mencionabas el sindicato que lograron los movimientos sociales. Aunque esto sea más en lo macro, ¿cuál dirías que en San Martín es la zona más dinámica con respecto a los paradigmas organizativos? ¿Qué clase de organizaciones se transforman? ¿Qué es lo que más cambiado en el último tiempo?

OM – Lo más dinámico, a primera vista, es el cuidado de la niñez. He visto organizaciones pasar meteóricamente, en cinco o seis años, de un merendero eventual donde los chicos iban dos a tres veces por semana a comedor y centro de primera infancia, donde los pibes van cuatro horas todos los días. La mayor transformación la vi en eso. Y lo digo como cierta paradoja, porque también veo una sociedad que suelta mucho la mano. Se hizo una costumbre muy fuerte el soltarle la mano pibitos, a los viejos, a los necesitados, a los discapacitados. En términos generales, puedo ver un cambio por ese lado, y porque incluso hay otras organizaciones metiéndose en la cuestión de los pibes.

PFFM – Y en ese marco de organizaciones que se orientan para hacer crecer el cuidado en una sociedad que le suelta la mano, ¿ustedes pensaron en la gestión de San Martín desde hace tiempo la política del cuidado como marco u horizonte, como paradigma de la gestión pública?

OM – Lo que nosotros quisimos transformar (y lo que fue nuestra bandera de diferenciación) es la percepción sobre el otro. Es un axioma que me pone necesariamente a mirar y a pensar en otro que no soy yo. La noción de cuidado también influye en el derecho a cuidar, a ser cuidado y de autocuidarse. Pero en general, me coloca en una dimensión fuera de mí. Personalmente, me engancho bastante con esa filosofía. Una sociedad puede ir mejorándose desde el pensar en el otro. Cuando Cristina dijo “la patria es el otro” quedé fascinado. Después la frase no tomó vuelo, pero lo entendí como muy audaz, muy ligado al lugar donde yo estaba poniendo la cabeza y al que, me parece, este gobierno también está poniendo la suya. La jugada es con lo que no soy yo, pero permite que yo sea. Esto se pelea con el ·”pienso luego existo·” cartesiano. Pienso porque existo primero, y existo con la necesidad del otro.

Me gusta pensar que somos un gobierno que hizo hincapié en esa mirada, que nuestra bandera es la percepción del otro y sobretodo del que sufre, recuperando la idea de que donde hay una necesidad hay un derecho. Cuando presentamos el libro sobre el tema del cuidado lo hicimos el aniversario de nacimiento de Evita. Un Estado que toma nota de que una necesidad puede y debe transformarse en un derecho es un hito, una conversión, un antes y un después. Es el paso de la caridad al ejercicio de la ciudadanía.

PFFM – ¿Y cómo viste la respuesta a esta suerte de contraseña lanzada a las organizaciones de San Martín el año pasado, cuando presentaron el tema de  política de cuidado? ¿Qué resonancias hubo?

OM – Fue muy positivo. Operó como un espejo. Empezaron a verse y a mirarse de otra manera entre ellos, a reconocerse en esa acción y era algo reparador de algún modo. Tapa una especie de vacío existencial, porque hay mucha inercia también. A veces decimos que algunas organizaciones son como el sello de una serie. Está la marca pero no ocurre nada por ahí, porque también se vaciaron de sentido

PFFM – Si tuviéramos que decidir, para los próximos cuatro años, un lema gubernamental como “cuidado y…” ¿Qué le agregarías?

OM – A mí me gusta la palabra “trabajo digno”. La idea viene de la necesidad de repensar una práctica que hicimos en la Secretaría de Desarrollo Social. No se sí comparte dimensión con el cuidado, pero es lo que se me ocurre: reivindicar la capacidad transformadora de las personas, sean remuneradas o no, pero que desde eso vuelva a marcarse un para dónde.

El paradigma de hacer política en un país como Argentina es cuidar el trabajo. Uno podría decir qué en el mundo entero no hay un cuidado que alcance si el trabajo no es cuidado. Hay que obviar esta identidad, o esta memoria o imagen que tiene nuestro pueblo, de lo que puede ser un trabajador, y de que un trabajador es un ciudadano. El trabajador en Argentina lo es con obra social y vacaciones. Saberse un trabajador nos pone en otro nivel de dignidad o de calidad de vida, de horizonte, que es lo que no le da movilidad social ascendente.

Yo creo que desde esta perspectiva tenemos muchos subtemas para charlar. Primero, que quien produce riqueza también cuida, transforma cuidando el medio ambiente, las personas, ingeniando una riqueza que después la consume. Ahí aparece otro subtema qué es el del consumo.  Si nosotros  vamos a generar como disparador de una necesidad de desarrollo económico la formación de los consumidores, vamos a estar complicados. Está demostrado que, si generamos consumidores, nos encontramos después con el lado oscuro de la luna. Por eso hay que trabajar con el consumo: precios cuidados, cuidados con el consumo, y consumidores cuidados. Qué, por qué y con quién consumo. Es un recurso estratégico invisibilizado.

PFFM – Claro, y también es el lado oscuro de la luna porque pone en peligro todo este esfuerzo que se está haciendo para una economía circular, y para la proliferación de nuevos modelos de producción, si la lógica del consumo a donde que va a parar continúa siendo la del neoliberalismo. Una lógica que ni siquiera representa al capitalismo en sus orígenes.

OM – Yo vengo diciendo que el capitalismo inventó y mejoró el tema de la esclavitud. No necesitas esclavos, no le sirven. Lo que requiere son trabajadores que se gasten todo lo que obtienen por su trabajo en cualquier cosa y lo más rápido posible, para que no puedan ahorrar. Gasta todo lo que tengas y rápido porque sino la máquina… se desmorona. Y una política de consumidores cuidados puede desmoronar la máquina de forma ordenada y prolífica.

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