AMELIA PODETTI Y LA FUERZA DE UN PENSAMIENTO DESDE EL SUR
ENTREVISTA A ALCIRA BONILLA
Desde el PFFM continuamos con el ciclo de entrevistas, relevamientos y charlas que queremos proponer desde nuestra Argentina para la región y para el mundo, sobre temas que consideramos importantes y estratégicos en este tiempo de la historia que nos toca transitar.
En esta ocasión charlamos con Alcira Bonilla, doctora en Filosofía y Letras, sobre la figura y la obra de Amelia Podetti, filósofa, escritora, ensayista y profesora universitaria de Argentina. Alcira Bonilla, además, fue una de las principales impulsoras de las llamadas “Cátedras Nacionales”, perteneció a la agrupación Guardia de Hierro, dirigió la revista Hechos e Ideas y fue directora nacional de Cultura.
PFFM: Continuamos con esta serie de entrevistas, pero sobre todo de entradas a las fuentes intelectuales del Papa Francisco, de su pensamiento, de su formación. Ya venimos recorriendo junto a otros compañeros con los que hemos estado conversando, el pensamiento de Romano Guardini, Rafael Tello, Kusch y Methol Ferré, pero aún nos quedaba pendiente y queríamos cerrar, por lo menos esta primera serie, abordando el pensamiento de Amelia Podetti. Para eso estamos agradecidos de poder conversar con la Dra. Alcira Bonilla. Lo hacemos desde el Polo Formativo del Fin del Mundo, queriendo aportar hacia la recepción, la comprensión, la traducción del pensamiento de Francisco para estas pampas lejanas, Argentina, para la región sudamericana, latinoamericana pero también en diálogo con la otra orilla, si se quiere del Atlántico y puntualmente también con los amigos y compañeros de Alemania. Nuevamente agradecidos y ya para comenzar queríamos preguntarte y que nos vayas haciendo una primera introducción para quienes no conocen a Amelia Podetti, ¿quién fue y cuáles fueron algunos de sus pilares y ejes fundamentales de su pensamiento?
AB: Muchísimas gracias Santiago y Néstor por esta invitación. Para mí es realmente un honor y una alegría hablar sobre la querida Amelia Podetti. Como vengo diciendo desde hace unos años, la palabra de Amelia en su totalidad, tanto su palabra docente que fue mucha y de mucho alcance, como su palabra escrita puede ser denominada palabra de la aurora. Ustedes saben que desde el lejano José Martí, pero siempre presente para nosotros, no pensamos la filosofía y las actividades intelectuales y de pensamiento entre nosotros como las pensaba Hegel, como ese vuelo del búho de Minerva que en el crepúsculo sale; no, nosotros pensamos nuestras palabras y las de nuestros maestros y maestras como palabras aurorales, son las palabras de las aves que nos anuncian el día y son las palabras que salen también del vuelo del cóndor, entonces tenemos un pensamiento auroral. Tener un pensamiento auroral como el de Amelia, como el de Martí, como el de Roig, como el de Alberdi, como el de Agoglia, como el de tantas y tantos otros que incluso dejaron su vida por estas palabras, tener una palabra de la aurora significa tener una palabra de futuro para nosotras y nosotros, que vivimos circunstancias dramáticas, difíciles en este lado del mundo. Estas palabras, vuelvo a repetirlo, son palabras aurorales, palabras que dan existencia o para decirlo en la expresión, también muy linda, del querido compañero colombiano Adolfo Albán Achinte palabras de re-existencia, y eso fue la palabra de Amelia.
Amelia nació en el año 1928 en Villa Mercedes provincia de San Luis y después como sabemos por la gran actuación política de su padre vinieron también a Buenos Aires. Amelia estudió en la Facultad de Filosofía y Letras y tuvo también parte de su formación en Europa. Aquí fue una gran introductora, por un lado, del pensamiento de la fenomenología, especialmente de Husserl. Le debemos a ella una traducción que circuló entre estudiantes, de la crisis del hub text, de las crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental; traducción que según sospecho fue plagiada en alguna de las ediciones posteriores. El texto es de ella y de Felder, pero nunca se editó de modo definitivo. Entre las traducciones de Amelia lo que sí tenemos editado con prólogo del Papa es justamente la introducción a la fenomenología del espíritu de Hegel, con un comentario de Amelia. En realidad la obra escrita que tenemos de Amelia no es muy extensa, pero es lo suficientemente decidora como para que la consideremos una de las fuentes de nuestro pensamiento nacional y popular liberador y como para que también sea una de las fuentes del pensamiento del Papa Francisco que, por otra parte, fue amigo y ella fue también o estuvo en el número de sus maestros, como fue el caso igualmente de Juan Carlos Scannone, el querido “cachito” que también fue uno de nuestros maestros, amigos y cercanos.
Entonces, volviendo a Amelia, empiezo con una cita de la propia Amelia que dice lo siguiente y que la presenta diríamos de cuerpo entero: “¿Cuál es nuestra ubicación y nuestro destino en este mundo como argentinos y latinoamericanos? Porque el punto de partida necesario para el desarrollo de un nuevo pensamiento tanto en el ámbito científico como en el filosófico es precisamente tratar de comprender cuáles son las alternativas que están hoy en juego en la situación mundial y cuáles son sus cursos posibles”. Esto aparece justamente en ese comentario al que hice referencia recién del prólogo a la fenomenología del espíritu. Bueno, yo creo que de aquí desprendemos unas cuantas ideas sumamente importantes; en primer término, la idea de Amelia de que la filosofía es un saber con aspiración de totalidad y pretensión universal. Eso me parece que ella lo hereda, por supuesto, de su formación husserliana y hegeliana, obviamente, aunque trabajó en la cátedra de filosofía moderna de Mercado Vera. Hago un paréntesis breve. Quiero decir que Amelia tuvo una intensa actividad como profesora de filosofía entre nosotros. Yo no fui su alumna, pero circulaba cerca, y además fue una de las integrantes de las famosas Cátedras Nacionales, las cátedras que en el momento en que nuevamente el peronismo llega al poder, se fundan. Estas cátedras ya estaban radicadas un poco antes, en la Facultad de Filosofía y Letras, de lo que en esos gloriosos años se llamó Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires y no como ahora a secas Universidad de Buenos Aires y que es una isla aparte del mundo; es como un sector, yo vivo en ella pero está en otro lugar, en una tierra utópica o distópica, no sé cómo decirlo. Entonces, volviendo a Amelia, desde las Cátedras Nacionales y desde sus propias cátedras, con toda la seriedad académica que corresponde, Amelia nos da esta idea de que la filosofía es un saber con aspiración y universalidad, razón por la cual, y esto es muy importante en Amelia, la filosofía no puede ser reducida a las ciencias sociales; esa fue una batalla fuerte que Amelia liberó en su tiempo de manera personal en la facultad pero también a través de la dirección de la revista ‘Hechos e ideas’. Recordemos que ‘Hechos e ideas’ es una vieja revista de origen radical y que después es asumida en su dirección por Amelia, se hace uno de los órganos intelectuales del peronismo y continúa hasta el día la fecha, con interrupciones. Bueno, la revista por suerte continúa y es difusora entonces de estas ideas y del grupo de Amelia. En este momento está integrado por la compañera Colotti y por otras personas.
Una segunda cuestión a tener en cuenta es que Amelia, que conocía tanto la historia de la filosofía, señala que la filosofía en su historia se ha desvinculado de la realidad de los pueblos y que la realidad de los pueblos es la raíz misma de la filosofía; eso en la filosofía intercultural también lo decimos todo el tiempo, en la filosofía de la liberación también. Amelia perteneció a los grupos iniciales de la filosofía de la liberación, ustedes recuerdan que la filosofía de la liberación como tal tiene su gran estallido, como dicen los compañeros Marcelo González y Luciano Maddonni, en el Segundo Congreso Nacional de Filosofía de 1971, empieza obviamente antes y se continúa hasta ahora. Bueno, Amelia pertenece a esos grupos junto con Alcira Argumedo, con Dina Picotti, conmigo callada la boca: yo en ese momento no hablaba. No era muda, pero era públicamente muda.
También tiene una actuación importante en la jornada de filosofía de San Miguel, es decir, la jornada de filosofía de San Miguel organizada, justamente por el padre Scannone: dan continuidad a esto que se había venido gestando, que estalla diríamos en el Congreso del 71 y que se va acrecentando con representantes de distintos países latinoamericanos importantes en esta jornada de San Miguel y Amelia está en ellas, es de las pocas mujeres como nombre recién, es de las poquísimas mujeres que aparecen en esos momentos. Tengo que decir que nuestros compañeros de ese tiempo eran mucho más machistas de lo que son ahora y a las mujeres nos costaba mucho hacer escuchar nuestra voz, tenían que ser voces muy potentes como las de Amelia o la de Alcira para que se pudieran escuchar.
Una tercera idea que aparece es la concepción de que la filosofía es docencia. Eso para Amelia fue fundamental por eso hay que analizarla en paralelo con estas tradiciones, que vamos recogiendo de viejos estudiantes y estudiantas que la escucharon.
Después, la otra cosa vinculada también con la filosofía es que la filosofía como está situada temporo-espacialmente es responsable de lo que suceda y por lo tanto es política. En eso coincide, por supuesto, con el final del famoso manifiesto de la filosofía de la liberación en el que se dice, si ustedes recuerdan, que la filosofía prima es la filosofía política. No quiero decir que todos pensaron exactamente lo mismo, hay diferencias, pero Amelia pertenece a esa constelación.
Lo que yo quería señalar es sobre todo eso, el pensamiento situado de Amelia y ese pensamiento situado que entra en diálogo como filosofía, en diálogo crítico con las ciencias humanas y las ciencias sociales, especialmente con la historia, la antropología y con la teoría de la dependencia. Amelia es una de las primeras críticas de la teoría de la dependencia y desarma, yo diría, ese entusiasmo que nos embargaba por la teoría de la dependencia al mostrarnos que las categorías con las que trabajó la teoría de la dependencia eran categorías de origen eurocéntrico, es decir que no se había innovado demasiado; no es que Amelia desechara las categorías europeas pero Amelia hacía con ellas la operación de Kusch, Amelia las fagocitaba y Amelia lo que dice es que en la teoría de la dependencia es común querer dar vuelta la teoría desarrollista y que no tiene entonces el valor y la profundidad necesarias como para cambiar las concepciones que orienten nuestra economía.
En este momento que tenemos un gobierno lleno de desarrollistas nos damos cuenta que son los mejores, porque los otros son neoliberales, nos damos cuenta hasta qué punto la querida Amelia también tenía razón en esto. Ahora, la crítica a las ciencias sociales, ¿por qué? Porque Amelia consideraba que las ciencias sociales eran una formación histórica que correspondía al capitalismo, y de hecho es así. Bien Sabemos que antropología y sociología son ciencias tardías y que se forman efectivamente para un mejor conocimiento y por lo tanto apropiación, de los unos y de los otros, de los que pertenecen al sistema, la sociología y de los que están fuera del sistema, es decir los otros que con limitaciones se los considera humanos, los pueblos no occidentales. La crítica de Amelia es bastante interesante y ella también a partir de ahí emprende la crítica del cientificismo, ella señala muy a la estela husserliana, por supuesto, por algo tradujo el hub text de la crisis, señala justamente que el cientificismo ha incisionado la filosofía contemporánea y que es uno de los grandes escollos para el desarrollo filosófico. Como no sé cuánto tiempo tengo, voy a pasar por alto algunos temas que tienen que ver con la cuestión de la traducción en la obra de Amelia, pero lo que quiero decir también es que también en la estela de Husserl a través de las clases y de las traducciones, Amelia nos enseñó a entrar en diálogo con toda la tradición filosófica y cuando digo “toda” digo toda, es decir, no digo solamente la tradición filosófica euro norteamericano céntrica.
En ese diálogo realmente nos hemos podido considerar como pares y seguidores de quienes gestaron esta enorme tradición, y junto con Amelia quiero nombrar también a un compañero de esos momentos, por desgracia también fallecido tempranamente que fue Armando Coratti, gran discípulo de Amelia y que también nos enseñó a leer con ojos nuevos, con ojos desde este lugar del mundo la gran tradición académica y es un gran comentarista de la comunidad organizada, ese efecto fundamental fundacional del peronismo de 1949 junto, por supuesto, con la gran constitución del 49, la constitución negada u olvidada que ojalá fuera la nuestra en este momento.
PFFM: Con todas las entrevistas tenemos la misma cuestión, nos dan ganas de no interrumpir porque es como nuestra maestría privada que hacemos todas las mañanas, pero creo que siguiendo la línea de lo que vos estás diciendo y daría la impresión por lo que hemos leído en la discusión de América, el planteo de Amelia, de lo que contaste sobre lo que hemos leído y también de lo que vamos indagando sobre Amelia , vamos descubriendo esto que vos decías, ¿no?. Por eso nos preguntamos: ¿cuánto hay que remar aun estando informados para encontrarse como personas con escritos con la obra de Amelia Podetti? La negación, el olvido, la postergación es parte de esto. Lo importante, creemos nosotros, cuando uno se encuentra con los textos, es que se encuentra con cosas profundamente actuales que siguen estando como en el eje de nuestras discusiones. En el Polo Formativo del Fin del Mundo y no es casual su nombre y nosotros podríamos decir como dicen ahora los memes “A Amelia Podetti le gusta esto” Hay algo en ella de estar acá en el Finisterre, en el extremo, no solo en la periferia, sino en el fin del mundo, decir una discusión sobre lo universal, no por nada comenta, discute, se plantea nada menos que frente a Hegel digamos, no elige interlocutores menores. Entonces el diálogo centro periferia, el extremo, ver desde ahí todo es muy situada geográfica e históricamente y plantea, nos da la impresión de que por eso también es tan actual, con otra cosa que vos dijiste que no la conocíamos: su crítica a la teoría de la dependencia. Con esta cosa tan importante que creo que se refleja en Francisco también, vos nos lo dirás cómo lo ves, criticar también la pseudo emancipaciones, la pseudo liberaciones, que en un punto no sé si son peores, pero le van a la par a las que no son liberaciones. Uno podría ver qué es lo que hoy equivale en la fascinación, especialmente la profesora académica a las teorías que parecen que traen emancipación, pero al final son eurocentrismo reciclados. ¿Cómo ves eso Alcira?
AB: Coincido perfectamente con vos y coincido con tu forma de leer a Francisco y para mí, tanto la ‘Laudato si’ como ‘Fratelli Tutti’ se han convertido en dos textos fundamentales que los he puesto en mi cátedra. Yo dicte hasta este año en la Facultad de Filosofía y Letras la materia filosofía de la cultura contemporánea y me parece que son dos textos ineludibles para entender cuáles son las líneas que en nuestro mundo están proyectando el futuro y obviamente la línea más liberadora es la de Francisco indudablemente, después podría hablar de la china, podría hablar de la rusa antes de la guerra quizá y de otras, pero me parece que es como la que la que sintetiza todos los esfuerzos que se han hecho de la filosofía de la liberación y de los distintos movimientos en nuestra América, porque yo no veo, por ejemplo, que del lado de las izquierdas o de los neomarxismos haya propuestas que efectivamente podamos considerar liberadoras; es decir los veo todavía o inmersos en un universalismo de viejo junio, que es por lo tanto euronorteamericano centrista aunque les duela o los veo desorientados, para decirlo fácil.
El pensamiento que encuentro realmente orientado es el pensamiento de Francisco y diríamos a la saga de él bueno, un núcleo de pensadores interesantes. Francisco tiene algo que también está en el pensamiento de Amelia, no en vano Scannone y Amelia fueron sus maestros, pero que también está en el pensamiento de Amelia, que es la idea de la necesidad de la memoria, de la necesidad de la historia. Ambas cosas se están perdiendo porque cuando nosotros hablamos aquí de hacer memoria, es memoria corta, con todo respeto. Es memoria corta porque es memoria que llega hasta la dictadura de los 70 y nosotros nos olvidamos de todo lo que vino antes, inclusive anoche me quedé asombrada en un programa de compañeros al ver que no se tomaba en cuenta que Perón había sido derrocado a mediados de los 50, entonces se hacía una comparación entre Argentina y Australia absolutamente estúpida y los 50 aparecían en su globalidad en esa comparación, olvidándose de que la mitad de los 50 habían sido peronistas y que el peronismo había significado con luces y sombras efectivamente una política de liberación.
Volviendo a esto que me parece importante, Amelia vuelve al pasado y vuelve al pasado con una óptica original, tengo que decirlo, poco estudiada, poco profundizada porque los escritos de ella sobre esto son escasos, es la irrupción de América en la historia y poco más, pero esos escritos realmente tienen una potencia para desarrollar, fundamentales y que yo lo veo eso reflejado en los textos en los que el Papa habla sobre la memoria y sobre la necesidad de esta memoria, si no queremos que nuestra subjetividad y nuestras formas comunitarias de vida tan restringidas en este momento sean arrasadas como lo están siendo. Entonces Amelia señala lo siguiente, que el descubrimiento del nuevo mundo, fíjense que nos estamos colocando en 1492, usamos el término que le dieron los europeos, no cabe duda, el descubrimiento del nuevo mundo fue el descubrimiento del mundo en su totalidad y que a partir de ese momento la historia se hace universal. Obviamente esto es Wallerstein, tamizado y estudiado por Amelia, después lo retoma Dussel en su forma de verlo, él siempre anti peronista aunque se hizo kirchnerista en los últimos tiempos. Bueno, ella dice, este tópico que fue admitido por los historiadores, indudablemente cuando Amelia lo trataba no se trataba en filosofía; ningún texto de filosofía hablaba del descubrimiento de América como un acontecimiento filosófico, cosa que ya Michel de Montaigne toma en cuenta, por supuesto, en el primer párrafo de ‘Los caníbales’ eso aparece, pero nadie hablaba de eso; sí Amelia. Amelia muere en 1979, después viene la famosa disputa del Quinto Centenario y entonces ahí sí, incluso Raúl saca un libro muy interesante donde estudia las diferentes publicaciones que hacen los filósofos en torno de los 90, Dussel, Villoro, Scannone, Roig, Picotti, etcétera; y la única que sale bien parada es Dina, no la trata a Amelia porque no la conoce realmente y porque Amelia muere en el 79. Entonces esto me parece realmente importantísimo porque Amelia dice y toma en cuenta lo que significa, no solamente la conquista con todos los problemas que trae, lo que significa la colonización española. Ella dice “Esto trae la conciencia (digo conciencia sin adjetivo moral) de una universalidad realizada a través de varios índices: la expansión del castellano, la concepción del Imperio, la catolicidad de la evangelización, la transformación del derecho, la mundialización de la economía, etcétera” Es decir, dejando de lado la discusión sobre la exclusión del otro y la legitimidad del despojo, ella pone el acento en que la humanidad se ve por primera vez como totalidad y que a partir de esto se necesita tomarlo en cuenta para producir una transformación categorial revolucionaria para pensar el mundo; por supuesto que inmediatamente se ponen en ejercicio diversas estrategias para que esto no suceda, es decir, la propia España pone en ejercicio esas estrategias, pero esto quiere decir que tenemos el campo de trabajo abierto y esto es lo que hace Amelia al hacer estas reflexiones.
Por eso es que yo la admiro profundamente, porque aunque su obra escrita sea reducida lo que nos da es un plan de trabajo que hoy lo puedo llamar propiamente intercultural, en ese momento lo llamé liberador. Entonces es liberador e intercultural a la vez, nos da un plan de trabajo, que puede llevarnos muchas generaciones sí, en la huella de ella, de Scannone, de Francisco, de Agoglia y de tantas y tantos otros lo seguimos. Me parece que el valor de Amelia está realmente allí. Ella ha trabajado todo esto mucho más en las clases que en los escritos, pero lo poco que tenemos y las memorias que tenemos de ella nos obligan a enrolarnos en este proyecto, que para mí es el proyecto liberador por excelencia. Vuelvo a decir, yo tengo por Amelia una fascinación porque me pareció una de esas figuras que se nos van antes de darnos todo lo que nos tenían que dar. Me parece una especie de injusticia histórica, pero indagar sobre esto para mí ha sido sumamente fructífero y vuelvo a señalarlo en conjunción, con el estudio de determinados textos de Scannone y el estudio de estas dos encíclicas. Para mí eso me abre el campo de trabajo y aunque soy bastante viejita, lo que trato de hacer es que a este proyecto se sumen las generaciones más jóvenes. Por suerte, en este momento, tengo un grupo de investigación grande a mi cargo y en el que hay, por ahora, cinco becarios y ya creo que son unos ocho o diez tesistas de doctorado, maestría, licenciatura y entonces yo trato de que sus trabajos vayan en un sentido u otro, siempre dentro de este proyecto y siempre dentro de esta línea y es por eso que, aunque me llegó la jubilación hace bastante, no me jubilo, pero no me jubilo porque lo que me sostiene es esto. Es un proyecto del que yo soy una partecita nomás, pero que tiene que seguir; tengo la convicción de que este proyecto tiene que realizarse porque de él también dependen otros aspectos, depende la liberación de nuestra propia patria y de nuestra región, depende que volvamos a enarbolar con orgullo las tres banderas.
PFFM: Es muy convocante este proyecto, escucharlo también en estos términos. Amelia es medio como un fantasma que recorre el pensamiento nacional. Creo que hay poco puesto en valor de todo esto que estás diciendo. Hay una tarea de recuperación efectiva y de traducción, quizás también. No ha pasado mucho que su obra que se ha transformado en esos libros de cabecera que tienen los compañeros y compañeras en sus bibliotecas, quizás hay otros que sí, pero no es lo común. Será la tarea también de generar eso. Pero sobre todo pensando en categoría periferia, el Polo Formativo del Fin del Mundo, nosotros para provocar un poco hablamos de Argentina como periferia anómala. Periferia anómala en tanto que no hay ningún tipo de duda que es periferia pero que al mismo tiempo, de algún modo tiene una pretensión de centro o de un centro descentrado o la pretensión de discutir con el centro de igual a igual, no en una lógica de subalternidad o de una cierta anomalía total o como una especie de ruptura total de mundos y universos separados. Creo que el pensamiento de Amelia y lo que representa Francisco también como interpelación hacia el interior de la Iglesia, teológicamente, con el corpus teológico que en los últimos años, si se quiere, ha sostenido la acción de la Iglesia, encarnan esta singularidad Argentina, que tiene que ver con nuestra historia, que tiene que ver con nuestro pensamiento singular como Amelia representa, pero nos parece que es algo realmente de parte de lo más poderoso que también tiene el pensamiento nacional, la experiencia histórica del justicialismo como filosofía, como experiencia política, como singularidad organizativa del pueblo, de sus dispositivos para darse órganos y de cómo encarnar eso y al mismo tiempo en esta cuestión de decir, es una periferia anómala que discute con el centro, pero que no es imperialismo, que no hay un imperialismo ahí, si se quiere vocacional. Así que todo a modo de reflexión, pero como para continuar esta conversación.
AB: El término periferia es duro de asumir siempre. Lo he escuchado mucho y en diferentes versiones, la tuya es quizá la mejor de las que he escuchado porque bueno, hay muchas tentaciones del imperialismo, una es la que ya conocemos, la de ese imperialismo norteamericano que siempre decimos que está en decadencia, que se va a devorar a sí mismo pero que vemos que no pasa eso, en este momento. Estamos con una Europa devorada por los Estados Unidos realmente y momentos difíciles en paz en la historia del mundo. No sabemos si se va a dar en los próximos años una pluralidad de centros y vamos a perder entonces esta idea de un centro hegemónico y eso supongo va a cambiar y nos va a ayudar también a reeducarnos, sería lo mejor que puede pasar. Por ahora lo que hay es esto, un imperialismo que pretende todavía hegemonizarnos, que lo consigue en muchos aspectos y que nos divide. Creo que la división que experimentamos tan dura, tan difícil de asumir en nuestro país y que no podemos remontar tiene que ver con eso, tiene que ver con dos formas de entender el lugar de este imperialismo o la aceptación de la hegemonía poniéndola también al servicio de los intereses grupales y personales o el rechazo de esta hegemonía en aras de una voluntad nacional y popular a la que le cuesta expresarse, organizarse e imponerse. Entonces me duele, me duele mucho hablar de esto, pero creo que es absolutamente indispensable y que todas las acciones que podamos hacer, grandes o pequeñas en los distintos lugares en donde nos encontramos, sea en territorio, en las aulas universitarias o en donde fuere son siempre bienvenidas y siempre importantes. A raíz de la pandemia tuve oportunidad de circular, mucho más que antes, en diversos foros internacionales y entonces he intentado en estos foros hacer entender un poco estas formas de pensar y de vivir que son las nuestras, que son como vos decís, quizás de esta periferia anómala. Pero para que entiendan esta anomalía y que esta anomalía no es el hecho maldito de nuestra historia, sino que esta anomalía es un momento glorioso de nuestra historia, un momento que, sin reivindicación romántica, sin idealizarlo, tenemos que ayudar a que se recupere; que por lo menos se recupere en esperanza y para eso me parece que la obra de Podetti, a pesar de su pequeñez diría, es singular y nos ayuda realmente mucho.
PFFM: Alcira para cerrar, con pena porque nos gustaría seguir y ya la seguiremos, recién describimos a Amelia Podetti como un fantasma que recorre y a mí me suena, conectando con lo primero que vos decías, que anunciar la palabra de Amelia tiene un sentido de fortaleza, en el aspecto feroz de la palabra, de ángel. Tiene mucho de anuncio la obra de Amelia, de anunciar algo en la misma línea que vos estabas diciendo que nos invita a compartir con otros una experiencia histórica que tiene su gloria, su potencia. Si vos tuvieras que decir tres temas o ejes sobre dónde hay que hincar el diente para compartir eso que son como los puntos fuertes, los que apalancarse para esta tarea de renunciar a otros, a nosotros mismos también. Nosotros siempre decimos de Francisco también, que es una oportunidad de vernos nosotros en el espejo de lo universal, o sea, con un compatriota puesto en Roma y a la cabeza de la iglesia católica, con sus más y sus menos pero con su historia también compleja pero con sus glorias; si vos tuvieras que decir tres temas en donde tenemos que hincar el diente, ¿qué dirías?.
AB: Memoria, reconocimiento, justicia. Para mí son los tres temas. Creo que en esos tres temas se sintetiza todo el pensamiento nacional y popular, el pensamiento de Amelia obviamente, el pensamiento de la liberación y el de la filosofía intercultural; es decir memoria, reconocimiento y justicia. Memoria que para Raul Fornet Betancourt son las memorias de humanidad que guardan los pueblos, es decir, de esas formas de ser humano más plenas, más vigorosas que las que nos quiere imponer el neoliberalismo que pretende hegemonía. Reconocimiento de la variedad, la diversidad, la riqueza que encierran todos los pueblos del mundo y justicia para remediar realmente las violencias históricas y del presente.