Desde el Fin del Mundo, una propuesta de recomienzo
La irrupción del Papa Francisco en la escena global puede leerse de muchas maneras, tanto en el ambito de lo religioso como en el plano instituciona; incluso en el ancho campo de lo social. En un tiempo difícil y con no pocos rasgos oscuros, existe la posibilidad de ver también al primer Papa del sur del mundo como símbolo de un tiempo nuevo. Como una contraseña. Un atisbo. Las cosas que dice fueron escuchadas con entusiasmo por muchos y con preocupación o rechazo por otros tantos. Dentro y también -y quizás espcialmente- fuera de la Iglesia.
Francisco es un nombre que invita a la renovación, al recomienzo. El nombre “Francisco” recuerda a aquel joven de Asís que se paseaba entre la alta sociedad mendigando piedras para restituir un templo en ruinas. Cuando el devenir histórico se tuerce y forzejea, cuando lo viejo que todavía no muere y lo nuevo que todavía no nace se confunden en un horizonte de incertidumbre, la realidad puede adpotar la imagen de un templo en ruinas.
El primer obispo latinoamericano en ocupar la cátedra de Pedro fue elegido en una encrucijada brava del proyecto civilizatorio, de las posibilidades de vivir juntos en un planeta amenazado en su propia subsistencia.
Los diagnósticos sobre nuestro mundo están hechos: destrucción medioambiental, migraciones masivas letales para vidas humanas, erosión de los sistemas de representación política, financiarización y desnacionalización de las economías, florecimiento de una era de hiperconectividad tecnológica y de subjetividades estalladas. Los pilares del mundo conocido se vuelven extraños, sombríos, y sobre eso, desde los bordes, surgen mil voces heterogéneas que claman, con mayor o menor discresión, la necesidad de un mundo nuevo.
"No es casualidad que el primer obispo latinoamericano en ocupar la cátedra de Pedro fuera elegido en una encrucijada brava del proyecto civilizatorio, de las posibilidades de vivir juntos en un planeta amenazado en su propia subsistencia. "
Las lógicas de opresión y extracción que rigen las sociedades, así como el gobierno sobre los cuerpos y las almas de los pueblos, renuevan sus maniobras de conservación y ampliación. Hay un trazado de fuerzas geográfico que evoluciona, se refuerza, cambia. Pero también mantiene jerarquías y artificios, distancias oceánicas y también inesperadas, “no normales”, entre el lugar del centro y las periferias. Pero las resistencias sociales, las luchas colectivas por la justicia y la dignidad, con sus avances y retrocesos, continúan su travesía por la historia, y transforman el grito sagrado por la libertad, que no significa, en cada tiempo y espacio, lo mismo que en las anteriores. O significa lo mismo pero es gritado desde otros lugares, con otras voces y muchas veces en otros idiomas.
Cada coyuntura pide palabras nuevas censuradas a la imaginación acostubrada. Exige estrategias valientes, elegantes, excelsas, misteriosas, inesperadas. Sorpresa y también prudencia. Hay una cuota de creatividad que que los limites y la historia parecen reclamar, problemas sin solución a la vista desde el lugar donde aparecen. Dolores y sufrimientos que generan indignación y respuesta, pero también malestares fuertes, porque todo parece insuficiente. Y porque en muchos casos, las que parecen alternativas o rupturas resultan nuevamente “capturadas” por lo mismo, por lo ya dado, por lo que ya se hizo y también por lo mismo que trataba de combatir.
Muchos, en el panorama actual y desde su propia experiencia, tenemos la sensación de que las respuestas que se ensayan y las salidas que se plantean encuentran un límite a la hora de asumir que el mundo conocido encontró su fin. Hay algo de la realidad que se le escapa a la política, a las identidades de siempre, a los intentos de pensar y hacer desde los paradigmas heredados. Esto que escapa es la vida cotidiana, se plasma en las biografías, en lo crudo de lo real, el drama de lo personal -individual y colectivo-. Aparece como experiencia. Como experiencias. Pero al mismo tiempo tiende a fragilizarse y perderse. Busca paradigma, narrativa, proyecto y fuerza. Pero, muchas veces, cuando parece que lo encuentra, tiende a perder su novedad. Desde el “Polo Formativo del Fin del Mundo”, tenemos la intención de trabajar este momento donde la búsqueda que construye un paradigma no mata sino que enciende la experiencia.
"Cada coyuntura pide palabras nuevas censuradas a la imaginación cotidiana, exige estrategias valientes, elegantes, excelsas, misteriosas, inesperadas. Sorpresa y también prudencia. Hay una cuota de creatividad que los limites y la historia parecen reclamar."
¿Cómo avanzar hacia un recomienzo que restructure los poderes y desafíe los pilares sobre los que perdura el orden vigente que cruje y se agota? ¿Puede decirse que la crisis provocada por el proyecto neoliberal es al mismo tiempo la crisis de este proyecto?
Contemporánea a ella, la Iglesia Católica camina y se tensiona en torno a estos y a sus propios y graves problemas. La historia precedente mostró y muestra dificutlades importantes y el gesto de Francisco indica: ponerse en salida.
Hay indicios de que la apuesta ha sido fructífera. La respuesta es diversa, multiple y al mismo tiempo que potente, frágil. Es una respuesta en curso. Diversos referentes y organizaciones reconocen que los planteos del Papa marcan una diferencia en la árida escena política y ética global. ¿Cómo aprovechar los planteos de Francisco para encarar los dilemas de la crisis actual?
En el corazón del mensaje cristiano está San Pablo. Frente al problema del límite y la transformación, San Pablo dice: estar en el mundo sin ser del mundo. Jesús mismo responde con una paradoja a la paradoja: “el Reino ya está entre ustedes”: es un “ya pero todavía no” que plantea, no sólo ni tanto el tiempo cronológico, sino el modo en que se permanece y se transita el acto en una transformación. Sobre este hondo fondo tomamos los planteos de Francisco. La salida, es el verdadero “hacia adentro”. Hacia adentro del pueblo, y por lo tanto, hacia la periferia. Un nuevo centro que, por definición es, además, múltiple.
Con la hipótesis de que el reencuentro con el discurso teológico-religioso puede ser lo más provocador y “útil” (justamente porque no tiene que ver con el paradigma de la utilidad instrumental) para pensar las realidades del mundo actual, pensamos que es posible hacer un aporte que haga la diferencia.
Nuestras instituciones, organizaciones y proyectos tienen en juego –y en algunos casos quizás están perdiendo- su alma, el sentido, su furia, su pasión. Están desafiados a replantear su capacidad propia de transformación. Al mismo tiempo, hay una gran potencia que circula y está presente en la sociedad a la espera de mediaciones que la proyecten.
Frente a diferentes discursos abarcativos del neoliberalismo del norte y del sur, de la tecnocracia y su pensamiento instrumental -que en última instancia no es pensamiento-, las iniciativas y los proyectos de transformación tienen en el encuentro con las reflexiones y coordenadas de un Papa venido desde el sur posibilidades todavía inexploradas.
Lo que Francisco propone ha sido tomado por muchos espacios y actores como aporte y novedad. Aún para quienes lo valoran y reconocen, los planteos del Papa, de los cuales Laudato Si es un ejemplo claro, todavía guardan todavía una profundidad, unas resonancias y unas implicancias para explorar. Y unas operaciones y provocaciones con las que responder.
Creemos que, desde Argentina es posible hacer un aporte de hermenéutica que permita entender con mas fuerza los estilos, las sutilezas, las paradojas y contradicciones, las astucias y los trasfondos, las picardías y los anclajes, las dimensiones políticas, las retóricas, los ecos históricos, las fuentes materiales y culturales del pensamiento del Papa. Creemos que en eso, en lo más propio y lo más intraducible de su figura, hay algo que podemos formular y compartir para que, circulando como circulan en contextos particulares con su ánimo universal- plural, surja algo que tiene que ver con la fecundidad .
"Es posible hacer un aporte de hermenéutica que permita entender con mas fuerza los estilos, las sutilezas, las paradojas y contradicciones, las astucias y los trasfondos, las picardías y los anclajes, las dimensiones políticas, las retóricas, los ecos históricos, las fuentes materiales y culturales del pensamiento del Papa."
Y todo esto no es porque un Papa vaya a ser la solución a nada en particular, sino porque lo que él plantea y el gesto que constituye su papado mismo es un síntoma y una señal. Porque (lo que dice) el Papa es, en el mejor de los sentidos, una oportunidad. Y las oportunidades están para aprovecharlas, al mismo tiempo que están siempre en riesgo de desperdiciarse.
Los siguientes documentos son un primer conjunto de ideas en este sentido. Primeros disparadores, gestos sobre el gesto, palabras haciendo resonar palabras.
Francisco es un gran –y astuto, y creativo, y acaso desconcertante- operador. Un estratega. La hondura que intenta tocar con su mensaje, y desde la que a su habla, es perfectamente compatible con la exigencia de un proyecto, de un nuevo cálculo. La inmediatez corporal, situacional, singular y de espontaneidad con que sorprende a muchos, requiere igualmente de un armado, una profundización, una articulación.
No basta con conmoverse al escucharlo. Ni siquiera alcanza con citarlo o profundizarlo. Hay que responderle: contestar a la provocación y la operación con otras operaciones y provocaciones. Se trata de un esfuerzo de articulación.
Es decir: de una respuesta histórico política planteada en la escena de una construcción amenazada y floreciente a la vez. O sea: una batalla.
“Fin del mundo” es una expresión de apocalipsis, de revelación. Pero no se puede quedar en catástrofes y calamidades, ni quejas y gemidos, sino que requiere desplegarse como mensaje de esperanza que muestra lo que nace y lo que viene, lo que resiste y revive. Unos comienzos de vida nueva a pesar de todo.
“Fin del mundo” es una expresión, también, de recomienzo. Y todo recomienzo es ponerse a pensar, de nuevo, juntos.
Desde un lugar de conversaciones -un nudo, un polo- que le dan forma (fuerza) y “formosura” ( belleza) a las historias que nos ayudan a reconstruir y a crear nuestra historia y nuestras vidas. Compartidas. Con buenas preguntas. Para todos.