liga infantil
de los barrios
Entrevista a Giuliano Carnaghi
Desde el PFFM seguimos con el ciclo de entrevistas, relevamientos y charlas que queremos proponer desde Argentina para Argentina, para la región y para el mundo, sobre temas que consideramos importantes y estratégicos, de la agenda de este tiempo que nos toca. En esta ocasión charlamos con Giuliano Carnaghi, presidente de la Liga Infantil de los Barrios de la ciudad de Santa Fe, sobre la importancia que tiene la articulación de los diferentes niveles del Estado y las organizaciones sociales con los clubes surgidos de las periferias de las grandes ciudades para garantizar el derecho de niños y niñas al deporte y a la recreatividad.
Nestor Borri: Giuliano, buenas tardes. Contanos, ¿que estuvieron haciendo hoy?
Giuliano Carnaghi: Buenas tardes en Néstor, ¿cómo andan? Hoy estuvimos en el club Barca, donde inauguramos una obra hace poco, con una reunión organizativa para pensar la grilla de actividades durante todo febrero y marzo.
NB: ¿Qué actividades?
GC: En los clubes de la Liga Infantil de los Barrios la actividad principal o la más convocante es el fútbol, pero bueno, el fútbol además de lo lindo y lo propio que tiene como deporte, que es lo que más popular que hay en la Argentina también nosotros lo utilizamos como herramienta o como método para convocar al barrio y para poder pensar otras actividades; algunas que están vinculadas con actividades culturales, talleres de oficios o intervenciones en salud y para reunir a la familia para trabajar diferentes problemáticas que se dan en los barrios populares en la Argentina.
NB: ¿Qué es la Liga?
GC: Bueno, la Liga Infantil de los Barrios, que ese es el nombre con el que se fundó en el año 2013, es un fenómeno social y deportivo que nació en la ciudad de Santa Fe que convoca o reúne a clubes o escuelitas barriales que están inscriptas en barrios periféricos y populares del gran Santa Fe. Un poco como para historizar esto, son vecinos y vecinas de los barrios que sus hijos y sus hijas o sus parientes no tenían acceso a los clubes tradicionales, ya sea porque no podían costearlo, es decir, no podían pagar la cuota social o porque en sus barrios y en las inmediaciones no había clubes, entonces son vecinos y vecinas que recuperaron terrenos públicos o terrenos privados abandonados que estaban en los barrios, hicieron una canchita de fútbol 11 y empezaron a organizar prácticas deportivas de fútbol. Con el tiempo ese fenómeno se fue conectando o haciendo redes con otros barrios y se conformó esta Liga Infantil de los Barrios porque bueno, ¿qué fue un poco lo que pasó? Al principio estos vecinos formaban su escuelita de fútbol y jugaban siempre en el barrio, pero en un momento ya te aburrís de jugar siempre con la misma persona y advertiste que en el barrio de al lado o el barrio que quedaba a cinco kilómetros había personas haciendo lo mismo que vos; entonces se empezaron a hacer amistosos, se empezaban a hacer encuentros hasta que primero eran tres escuelitas, después cinco escuelitas, después ocho y dijeron “Bueno, si somos tantos por qué no hacemos algo un poco más organizado y más formal”, y así ese fue un poco como el germen o la semilla de la Liga Infantil de los Barrios, que actualmente cuenta con 30 clubes que están situados en barrios populares del gran Santa Fe, la mayoría son de la ciudad de Santa Fe pero también hay de la ciudad de Santo Tomé, de Sauce Viejo y de Recreo y otros clubes que son de Santa Fe pero de una zona que se conoce como el Distrito La Costa. Cada uno de estos clubes tiene diferentes trayectorias, algunos son más nuevos, otros más viejos, otros tienen diferentes niveles de organización, algunos cuentan con infraestructura, otros no tienen infraestructura, algunos tienen actividades comunitarias y otros tienen menos, pero todos van con el mismo objetivo que fuimos construyendo con la Liga, que es que haya clubes en los barrios donde no hay clubes. Esa sería nuestra finalidad y no el concepto del club tradicional, sino que nosotros decimos que en la Liga Infantil de los Barrios construimos el modelo de club que necesitan los barrios populares en el siglo XXI; que sea un club que garantice el derecho al deporte y a la recreatividad pero también garantice el derecho a la salud, el derecho a la cultura y el derecho a diferentes accesos que se pueden motorizar desde la comunidad del club. Nosotros pensamos que hay una subvaloración de los clubes y este tipo de dispositivos que se pueden generar en los barrios y en la comunidad y que es un rol importantísimo el que nosotros estamos jugando actualmente; entonces a partir de eso nos organizamos, tenemos tareas cotidianas pero también tenemos el desafío de generar un discurso y de generar un pensamiento que una a este nuevo modelo de club con lo que vendría a ser un modelo que nosotros tenemos que proponerle y convidarle a la sociedad civil y al Estado como una solución para paliar este déficit en diferentes áreas que tenemos, desde lo deportivo, lo cultural, desde lo comunitario, lo sanitario; así que en esa empresa, en ese trabajo, en esa misión nos encontramos.
NB: ¿Cómo están organizados Giuliano? ¿Cómo funciona? Además de, como me contabas al principio que organizan los entrenamientos, los campeonatos, la vida propiamente deportiva y supongo que también si tienen este concepto de lo que es y debe y puede ser un club más amplio, más integral, ¿Cómo procesan eso?, ¿Quienes participan?, ¿Cómo se reúnen?, ¿Cuáles son los formatos organizativos y también jurídicos?, ¿Qué formato y cómo es la dinámica de vida organizativa que tienen?
GC: Bueno, voy a intentar explicártelo como por diferentes caminos. El primer camino es, como todo fenómeno que nace en la periferia nace con grandes condiciones de precariedad e informalidad, o sea, estos eran vecinos que solamente ocupaban un espacio, ya sea público o privado, pero que no tenían Asociación Civil, no tenían infraestructura, entonces se empieza como a caminar ese camino hacia la formalidad, a “Bueno vamos con a constituir la Asociación Civil, vamos a aprender como funciona, vamos a empezar a demandar determinados programas y subsidios en los diferentes niveles del Estado que hay”, que eso también implica todo un problema porque muchas veces hay programas estatales que no contemplan las problemáticas que tienen estos clubes que nacen en la periferia, por ejemplo, no tenés el comodato del terreno donde jugas pero tampoco te lo dan, entonces bueno, no te podes inscribir a determinados programas porque no tenés determinados papeles por el nivel propio de informalidad. Bueno, esa es como una variable de empezar a transitar ese camino hacia la formalidad. El otro es empezar con el fútbol, pero de a poco incorporar otras actividades como unir a la práctica deportiva la copa de leche, cosa de que los niños y las niñas terminan la práctica y tengan una merienda saludable y se vayan para la casa, después también está el incorporar talleres de oficio, talleres culturales como cine, teatro, murgas, comparsa y bueno, después actividades vinculadas a la salud. Eso es un poco lo que hace o intenta hacer cada club y es lo que nosotros pensamos como este nuevo modelo de club social en donde lo comunitario y donde la cuestión del cuidado esté muy presente, esto de una institución donde uno hace un deporte, donde uno puede competir pero el cuidado del niño y la niña, del adolescente y el joven tiene que ser como una cuestión muy clara y un elemento transversal a toda la actividad. Nosotros nos organizamos para cuidar al otro, para cuidar a la otra y además de eso para problematizar las cuestiones que son muy complicadas en el barrio: violencia de género, violencia interpersonal, consumos problemáticos, etcétera. Después, por otro lado, desde la Liga también fuimos como desarrollando una organización en donde tenemos diferentes tipos de acciones. Si bien uno quizás hace una gestión de acompañar a, por ejemplo, el club ‘el Apache’ que queda en barrio Santa Marta en Santa Fe, además de acompañar los proyectos propios y las particularidades de ese club también hay un discurso y toda una serie de acciones que son transversales a los clubes como bueno, las gestiones de los comodatos, las gestiones de determinados programas y diferentes tipos de actividades y problemáticas que son transversales a los clubes. Vos pensá que de estos 30 clubes todos nacieron en el descampado, entonces el problema de infraestructura es transversal. Bueno, algo que nosotros hace mucho tiempo venimos demandando es una política pública clara que tiene que tener, en nuestro caso, el Estado provincial respecto de los clubes que nacen en los barrios populares o en los barrios periféricos en los últimos 20 años, es decir, no nos sirve un subsidio para pelotas, no nos sirven programas que tienen 70 años como el Co.Pro.De (Consejo Provincial del Deporte) no, no. Nuestra realidad hay que abordarla a partir de lo que vivimos en lo cotidiano y es que hay niñas entre 2 y 15 años que juegan al fútbol que no tienen donde orinar en su barrio y en su cancha y eso es un problema que es urgente y es material, que lo palpas y la solución es muy clara, no hay que idear tampoco grandes cosas. Entonces desde la Liga un poco lo que hacemos es acompañar esa gestión particular de cada club y reivindicar como estas banderas transversales y construir como esta idea de un nuevo modelo de club, que además de garantizar el derecho al deporte también se involucre e intente transformar las trayectorias de vida de los niños, niñas, adolescente y jóvenes y en lo posible el espacio en el barrio.
NB: Describime un poco, a groso modo, en números, en cantidades, ya tenemos una que es muy contundente, dos números escucho ahí en lo que vos me decís, uno 20 años, o sea, un trayecto de tiempo, un proceso, bueno también 10 si contamos desde 2013, entiendo que marcas los procesos desde hace veinte y la dinámica organizativa desde hace diez y el otro número que pones es 30 clubes, 30 sitios, entiendo 30 barrios de algún modo ahí en el conurbano, en la periferia de la ciudad de Santa Fe. Decime, contame algo, hay pibes, padres, madres.
GC: Todos los años los clubes tienen que inscribir a las personas que juegan en su club y desde la Liga se le da un carnet, una tarjeta de identidad y gracias a Dios tenemos un compañerazo como Mariano que es muy pillo, muy bueno en la informática entonces hizo un formulario Google muy simple que ahí los clubes lo llenan y ese formulario programado dispara el carnet, entonces ahí a partir de eso también nos tira una base de datos. El año pasado se inscribieron más de 6.000 menores de edad para jugar en la Liga Infantil de los Barrios y aproximadamente serán 1500 mayores de edad, o sea que es un universo de los que juegan de 7.500 personas, más las familias. Hay un montón de personas que acompañan, hay veces que al llegar a una cancha de la Liga Infantil de los Barrios vos tenes al local con la abuela, con la madre, con el primito bebé ahí alrededor de la cancha con sus sillas, sus reposeras, tomando mate y capaz que comiendo algo, viendo el partido de los más pequeños y del otro lado el visitante que llega como puede, también sentados en la cancha viendo lo mismo y a cancha abierta, capaz que con unos sauces, un lapacho ahí que hacen un poco de sombra y es realmente un paisaje hermoso y ahí ya se hace en concreto que a partir de la organización comunitaria se pueden generar estas lindas cosas que son hermosas pero bueno, para no tampoco endulzarlo mucho, romantizarlo, el problema es la precariedad y la condición de informalidad.
NB: ¿Cómo se vinculan con los distintos niveles del Estado Giuliano y cómo les ha resultado esa vinculación tanto municipal, provincial y nacional? ¿Qué valoración tenés?
GC: Mirá, es complicado. Con los años pudimos aprender a tener muñeca política, aprender como funciona el Estado, la burocracia, a pasillear, a chocarnos mil veces las puertas del Estado hasta que podíamos inscribirnos en algún programa, pero lo puedo historizar y también un poco conceptualmente decirlo de esta manera; nosotros los primeros programas que pudimos acceder fueron programas provinciales y municipales, más que nada vinculados a las áreas de desarrollo social que tienen que ver con la asistencia alimentaria o con algún programa específico. Nosotros, por ejemplo, en el club de donde yo vengo y donde yo me inicié en la militancia social que es ‘Arroyito Seco’ del barrio Alto Verde, las tierras de Horacio Guaraní, nosotros pudimos hacer un salón a partir de un programa provincial que se llamaba ‘Plan abre’, que en su momento en el año 2013/2014 habíamos recibido un subsidio de 500 mil pesos. Hicimos un pequeño saloncito con una pequeña cocina que después con el tiempo lo fuimos ampliando. El problema es que son esos programas discrecionales que se dan desde el Estado y que no están enmarcados en una política pública, que es lo que te digo, que vaya pensada a “Bueno, hacemos un relevamiento de cuantos son los clubes que nacieron en los últimos 20 años en los barrios periféricos que necesitan algo concreto y que lo podemos poner en números. Bueno, son 30 son 20 son 40” Por lo menos en Santa Fe sabes que tenés 30 y posiblemente en la provincia de Santa Fe haya muchos otros más. No hay ese tipo de filtro y de política pública direccionada que también escape un poco a la arbitrariedad; y en concreto, si bien nosotros estamos inscriptos a diferentes programas y diferentes subsidios en los diferentes niveles del Estado provincial y municipal, son políticas públicas ya existentes y que atienden un poco a la asistencia alimentaria o que atienden a estos programas como de generar talleres de oficio en donde te financian para que vos puedas becar a una equis cantidad de chicos y a un referente que pueda enseñar un oficio, entonces los chicos hacen carpintería, herrería. Nosotros a partir de eso pudimos generar cosas lindas, pero por mucha creatividad y también necesidad de la Liga. Acá en la provincia de Santa Fe en el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Santa Fe antes con la gestión del socialismo había un programa que se llamaba ‘Nueva oportunidad’ que era esto que te digo, un presupuesto para becar a chicos para que participen en algún taller y a la persona que da el taller y que puntualmente es muy similar a cómo funciona ahora el programa con la gestión de Omar Perotti, la actual, que se llama ‘Santa Fe más’. No son grandes los montos, no es que puedas hacer muchas cosas, pero nosotros a partir de lo que recibíamos y de buscar otros fondos hicimos un taller que era para aprender a producir un bloque de cemento, o sea una bloquera. Estuvimos largos meses haciendo ese taller, aprendiendo la fórmula de cómo era un bloque de cemento, ensayo y error, nos asesoramos con personas que nos acercaban fórmulas y cada vez íbamos mejorando el bloque, hasta que una vez fuimos a la Universidad Tecnológica acá en Santa Fe para que hagan un ensayo no destructible del bloque y se aprobó y se pudo certificar la calidad de ese bloque. A partir de eso este grupo de chicos empezó a producir, a vender por Facebook, a vender de forma informal, etcétera. Algunos se generaron el monotributo para poder facturar, pero se generó una unidad productiva. A partir de este caso que realmente funcionó, esta unidad productiva; y bueno, gracias a Dios con el gobierno de Alberto Fernández y con algo que para nosotros es como lo mejor que tuvo este gobierno, a pesar de algunas cuestiones que no funcionaron, que no hicieron tan piola, que es la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU) que tiene a la cabeza a Fernanda Miño, donde nosotros pudimos gestionar dos obras que son las obras de equipamiento comunitario, que las pudimos gestionar en barrios que fueron relevados por el ReNaBaP, por el Relevamiento Nacional de Barrios Populares, uno es en barrio Yapeyu y el otro en barrio Santa Marta, el club ‘Barca’ y el club ‘Apache’. Son dos obras gigantes, tienen un zoom, tienen vestuario, tienen baño, tienen cocina, tienen galería, la del Apache tiene un tinglado con cancha de básquet, voley y para hacer futsal, y son realmente obras que es como lo más cercano que nosotros encontramos a lo que queríamos construir, es decir, necesitamos que el Estado ya sea provincial, municipal o nacional financie obras para hacer clubes en los barrios populares. Bueno, justo en el marco de la Secretaría de Integración Socio Urbana encajó este modelo de proyecto de intervención socio comunitaria y esos salones fueron hechos con los bloques de ‘Gigante de los barrios’, así se llama la bloquera. Entonces se genera un círculo virtuoso que para nosotros fue muy lindo porque con los bloques que producen los chicos del club Apache, estos seis pibes que laburan en la bloquera se hicieron dos salones monstruosos y bueno se demuestra que con un poco de creatividad y con acompañamiento y con formación se pueden generar nichos de producción, de mercado, de que los pibes se la pueden rebuscar, a ver no ganan 120.000 pesos los pibes, capaz que ganan 60, 80 lucas por mes dependiendo de la suerte, de cómo se da la demanda, pero bueno son experiencias que demuestran que desde un club de un barrio popular también se pueden pensar actividades productivas o se pueden pensar este tipo de intervenciones que por lo menos le cambia la vida a mucha gente.
NB: Contame Giuliano, uno puede hacer la doble cuestión, mientras va atravesando distintos estadios de desarrollo organizativo y de interlocución con la política pública también se va ubicando, reconociendo, encontrando articulando, chocando, diferenciando con el ecosistema de la vida asociativa o de la organización social y de los movimientos populares y de la dinámica organizativa popular que en Argentina es muy rica, también compleja como un diferencial. Si tenés que ubicar la experiencia de ustedes, la Liga y la visión que ustedes tienen, que por el tamaño supongo que también es homogénea pero con sus diversidades internamente en cuanto a las percepciones, pero desde tu perspectiva ¿Dónde se ubican y qué ven alrededor de ustedes en términos del mundo de la organización popular en Santa Fe ciudad, en la provincia o a nivel nacional? ¿Qué ves en el ecosistema de, la podemos llamar sociedad civil o campos populares?
GC: Nosotros como organización somos una Asociación Civil que a la vez nuclea a otras asociaciones civiles. En todos estos años nos fuimos encontrando como con un proyecto muy autóctono de la ciudad porque no nos encontramos con otras experiencias similares y hasta generamos un discurso muy propio. Con el tiempo nos fuimos encontrando con los clubes parroquiales que bueno, están ahí en Capital Federal, en el conurbano, con la experiencia del padre Tano y el padre Pepe, que es un discurso que tiene obviamente muchas coincidencias con lo que nosotros decimos y hacemos, pero que está en el marco de la iglesia católica y demás. Nosotros éramos un par de locos y un par de locas que empezamos a hacer algo distinto y que después con el tiempo nos fuimos llenando de discurso, a partir de errores y aciertos pudimos ir puliendo toda una acción, todo un concepto. Lo que sí también, paralelamente, por ahí acá en la ciudad de Santa Fe los movimientos sociales como el Evita, como el MTE, como Nuestra América, la CCC, gravitan, tienen movimiento pero no son obviamente lo que por ahí son en Capital Federal o el conurbano, pero bueno, siempre estamos en comunicación con ellos, siempre vía instancias donde se reunían y demás nos reuníamos, cambiamos información. Nosotros siempre muy interesados por los dispositivos de abordaje de consumos problemáticos y comunitarios que ellos tienen con las CAAC (Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario) y el Sedronar, Casa Pueblo, Viento de libertad, un poco a partir de eso también nos empezamos a conocer y a formar en lo que tiene que ver con los consumos problemáticos y la salud mental pero jamás nos encuadramos en ninguna organización social a nivel nacional, pero realmente tenemos un muy buen vínculo con todos y realmente también hay una transferencia como de conocimiento y también de entender “Bueno mira loco, si no te moves, si no pensás como esta estrategia y un poco viste incursionas la relación con el Estado de esta manera y puede ser que nunca consigas nada”, entonces hay cosas que aprendemos, obviamente después hay cosas que nosotros no manejamos, que por decirte, nosotros no manejamos Potenciar Trabajo, no tenemos esas cosas que si tienen estas organizaciones sociales y entonces por ahí estamos por fuera de esas discusiones o de ese baile, y además hay como también muchas similitudes con esas organizaciones porque todas tienen comedores comunitarios, porque todas tienen copa de leche, porque todas hacen intervenciones en salud, algunas hasta tienen actividades culturales, como que nosotros en este modelo que construimos y en estas seis, cinco reivindicaciones principales que tenemos siempre estamos como accionando en dirección a eso, pero bueno, por ejemplo nosotros no podemos desconocer que en estas obras de la SISU hemos hablado con gente por ejemplo del MTE de Buenos Aires y hemos tendido esos puentes y creo que si bien no formamos parte de estas organizaciones hay una cuestión como de ramificar, de federalizar un poco y de puentes lindos que se van generando; y como todo, los mismos referentes lo cuentan y es más, tienen virtudes y tienen vicios y hay problemas como en todos lados, y respecto a la Liga pasa algo que nosotros tampoco lo escondemos, somos 30 clubes, entonces vos pensá que en el escenario de la Ciudad Santa Fe están los partidos políticos, están las organizaciones sociales y todos están seduciendo a estos grupos de vecinos con “Che vení para mí, vení que te doy esto” y jamás nosotros tuvimos como una determinación de decir “Che no, el que hace política, ya sea con el peronismo, con el socialismo, con el PRO qué sé yo, nada, no participa” No mirá, siempre y cuando tengan claro que no hay que hacer política en la práctica con los chicos, que no hay que movilizar a los pibes y usar a los pibes y pibas, a los menores de edad para sacar beneficio personal, o sea, entiendo que vos para una elección podes laburar para tal o cual o fue un vecino, una vecina que tiene necesidad, bueno hay un poco de todo viste; hay algunos clubes que tienen muy buen vínculo o que forman parte de alguna organización social a nivel nacional, otros que laburan para diferentes dispositivos o partidos políticos pero eso con estos años nunca generó un conflicto interno en la Liga porque siempre en nuestro ordenamiento se siguen los lineamientos y un poco todos tiramos del mismo carro viste. Por el momento gracias a Dios no tuvimos así como que el que laburó para el PRO se pelee con el que laburó para el peronismo, después viste entre nosotros está todo bien, pero bueno, es algo que es real y que está bueno, hay qué problematizarlo, hay que discutirlo.
NB: Te voy a hacer una pregunta más anecdótica y de algún modo coyuntural para después pasar a otra de fondo y con la que quiero que cerremos, que la conversábamos antes fuera de la grabación que es esta de, ¿Cuál consideras vos que es la hipótesis de transformación de la experiencia de la Liga? pero te lo quiero enganchar con algo, confieso que yo soy poco futbolero, sé poco de fútbol, pero te voy a hacer una pregunta con algo que claramente trasciende al fútbol pero a los que están en el tema futbolístico obviamente y más en los barrios populares les habrá pegado fuerte, quiero que me cuentes un poco desde tu perspectiva, ¿Cómo fue la experiencia con el mundial?, desde la perspectiva de la Liga, de los pibes, ¿Qué ves ahí? para ponerle un poquito de color a eso, y después engancharlo con lo que te decía antes, ¿Qué tiene que ver el deporte con la transformación social o qué significa la transformación social a la hora de hablar del deporte de los barrios populares?, y después finalmente ésta, ¿Cuál dirías vos que es la hipótesis de transformación que maneja la Liga? Tres en uno.
GC: Bueno, nosotros planificamos toda la Liga del año pasado para que termine antes del mundial. Se vivió una locura por supuesto, y por ahí lo lindo son estos nuevos ídolos que surgen viste, que bueno obviamente la figura de Messi es tremenda, pero que aparezca Enzo Fernández, que aparezca Montiel, que aparezcan estos nuevos pibes que por ahí tienen un perfil más tranquilo, un perfil más laburador, un perfil de pibes que son de barrio pero que no andan en el boludeo creo que suma, que es interesante como para pensarlo. Obviamente que los sigue la fama, los sigue la ropita, la pincha, todo eso que tiene el mundo del éxito, pero bueno, es lindo también ver pibes que tienen un perfil más tranquilo. Hay que ver como impacta eso en las nuevas generaciones.
NB: ¿Qué buscan? ¿Qué encuentra la gente, la familia, los pibes, las pibas, sus padres, sus madres al acercarse al deporte? ¿Qué hay ahí en esa socialidad? ¿Cómo lo formularias hoy?
GC: Creo que primero encuentran, por así decir, una red de sociabilidad que era inexistente, porque no era que vos tenías el club a la vuelta de tu casa y bueno no participabas porque no te interesaba o porque tal vez participabas de otra disciplina u otra actividad, entonces hay algo del carácter de lo nuevo de lo fundante. Por ahí nosotros lo pensábamos pero por ahí viste uno bien metido desde adentro es como muy complicado hacer una explicación de eso pero hay algo como de esto de generar una identidad “Ah, yo soy de tal club” y va un poco atado a la historia del barrio, del crecimiento, de la conformación del barrio, eso es muy interesante; y después a mí me da la impresión de que en la historia de los clubes de barrio, que bueno como sabemos el fútbol llega en los barcos ingleses a finales del siglo XIX, pero el club, el club social y deportivo es un invento de los argentinos de principios del siglo XX y con el asociativismo y demás que por ejemplo, acá tenemos un poco la historia de Colón, que es un club que se fundó a orillas del río Salado, o sea, como que tiene toda una historia con lo popular y demás y por ahí nosotros reflexionamos y decimos “Bueno, muchos de estos clubes que nacieron en la década del 10, del 20, del 30, nosotros estamos haciendo lo mismo 100 años después pero con otras condiciones que impone la contemporaneidad” y tal vez con toda una configuración societal de una desigualdad que no se aguanta, con todo un crecimiento demográfico de la ciudad hacia las periferias que, un poco esto es producto, o sea ciudades que crecen en las periferias, barrios sin planificación que, por supuesto, como no cuentan con centros de salud, no cuentan con infraestructura como cloacas, con infraestructura urbana básica, por supuesto tampoco va a haber un club social y deportivo. Entonces en el marco de este espíritu de la comunidad la gente se organiza para fundar el club de este barrio periférico, que casi siempre tiene el nombre del barrio o un nombre que es significativo, y hay algo como de situarnos en un proceso de más largo plazo y decir “Mirá, nosotros estamos reinventando el Club Social y Deportivo en el siglo XXI en los barrios populares, pero no para competir, para cuidarnos entre nosotros” y creo que unido un poco a eso la tesis transformadora es que el deporte puede ser una oportunidad de cuidado y de transformación, puede ser porque digo que, el capitalismo, el mundo, tal vez el ser humano está en tensión entre el bien el mal, los orientales dirán el yin y el yang, no sé como expresarlo ahora pero es decir, el fútbol puede seguir siendo algo del éxito, de la competencia, de la concentración, del marketing o puede ser algo que invite al cuidado, que invite a repensar el deporte, al fútbol, a los clubes y que tengan que ver con, yo no voy primero a competir primero voy a cuidarme a mí y a cuidar de mis vecinos y después si gano o si pierdo y compito y bueno, lo que pase aprenderé a incursionar en el mundo, en la vida, que a veces se gana a veces se pierde, pero hacer sentido común de que tenemos que construir lugares de cuidado y lugares de resolución de problemas y que el deporte, la cultura, la murga, ninguna de estas expresiones populares tiene que ser ajeno a eso y tiene que estar cargado de ese contenido, creo que es como nuestra gran hipótesis de transformación.
NB: Está bueno Giuliano. Te hago un comentario final y ya cerrando porque está muy bueno lo que dijiste, pero no quiero dejar de decírtelo acá, en esto que planteas que la verdad que nunca me había sentado yo tampoco a pensarlo así; dos cosas me suenan, una es que hay clubes de barrios, pero también hay barrios de club, en el sentido de que el barrio da a luz al club, pero los clubes, uno mira también me parece en perspectiva histórica las identidades, los lugares y también el club genera el barrio de alguna manera, como nodo articulador de socialidad y finalmente de creación de comunidad, para decir con lo que haya significado y pueda significar eso en cada momento; y lo otro que me sonaba de esto que decías haciendo la línea histórica con los que hoy son nuestros clubes tradicionales, los grandes o también los intermedios pero ya constituidos, yo no conozco mucho, debe estar hecha la historia de los clubes, pero los grandes clubes sobre todo acá por lo menos, en todo el país supongo, pero acá en particular en el área metropolitana de Buenos Aires, supongo que en Santa Fe es parecido también, está muy asociado a las corrientes inmigratorias, entonces también al deseo de integración urbana, mas allá de la secretaría, integración urbana en el sentido de cómo se integra la comunidad en la urbe
GC: Antes eran inmigrantes europeos. Ahora son inmigrantes de otras provincias, de otro país hermano.
NB: Los que van tratando de componer, componer las ciudades y componer la sociedad, y también pensaba esto, que en esos la contrapartida de la recreación y del deporte era el trabajo, el deporte como espacio donde vos te reapropiabas de la capacidad del cuerpo frente a la que entregabas en el trabajo y ahora también es eso, pero más que eso es recuperar el cuerpo y la fuerza del cuerpo de la destrucción que te puede hacer la droga, etcétera o dicho por la positiva, más este acento que vos ponés en el tema del cuidado. Ahí hay algo me parece para hacer la historia, de ¿Por qué se pone el cuerpo en el club, no?
GC: Al calor de nuestra militancia en estos años nosotros usamos como dos ideas que se tocan, que una la sacamos del Papa Francisco, que básicamente es la cultura del encuentro versus la cultura del descarte y otra es una que los movimientos sociales de Argentina, el MTE, el Evita, etcétera, también lo toman del Papa Francisco cuando dicen que un poco los trabajadores de la economía popular son el descarte del sistema formal de trabajo y no les queda otra que inventarse su propio trabajo con las migajas y el descarte del sistema, y nosotros un poco hacíamos una analogía y decíamos “Bueno, nuestros clubes son también los clubes del descarte porque todos los pibes y todas las pibas y estos vecinos que no tienen lugar en los clubes tradicionales no les quedó otra que inventar su club en su barrio pero bajo condiciones de informalidad y precariedad”, y entonces ante esa cultura del descarte no queda otra que, bueno, los creyentes pensamos que ahí hay un poco como de magia, hay algo de la trascendencia humana que aparece en la cultura del encuentro. La cultura del encuentro ante esta cultura del descarte. Existe el trabajador excluido, que se organiza su trabajo como puede y también existe el deportista excluido que se inventa su club e inventa los instrumentos para poder hacer un deporte y hacer actividades recreativas de la forma más digna posible. Entonces ahí hay como toda una inspiración si se quiere en el Papa y en lo que se dice como la cultura del encuentro, que no es más que a partir de generar comunidad, a partir del encuentro y la organización comunitaria y de la acción vamos a poder buscarle la vuelta a los problemas cotidianos
NB: Excelente Giuliano. Muchas gracias.