salud pública, comunidad y pandemia
Hugo Feraud es médico sanitarista con una larga trayectoria en la salud pública, salud comunitaria, organizaciones sociales y universidades. Actualmente se desempeña como Director Nacional de Control de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación.
Transcurridos ya casi dos años de la pandemia de SARS Cov-2, y en un contexto mundial donde avanzan las campañas de vacunación con todos los planos de gestiones y disputas que eso implica, la puesta en escena, visibilidad y centralidad de la cuestión de la salud toma un impulso que en las políticas públicas, las organizaciones sociales y la cooperación internacional, y a pesar del común reconocimiento a la salud como un derecho muy importante, suele quedar rezagado.
Invitamos a Hugo, con todo su conocimiento en el área profesional, comunitaria, social y política de la salud, para conversar sobre los desafíos de la salud en general, de la pandemia en particular, y las vacunas como vector y condensación de lo implicado en esta larga experiencia histórica de los últimos meses.
SISTEMA DE SALUD
IDEAS FUERZA, CATEGORÍAS DE ANÁLISIS Y FRAGMENTOS DESTACADOS
En el video de la entrevista pueden escucharse en extenso los planteos de Hugo Feraud sobre este tema doble: el de las vacunas y el modo en que ellas hablan y señalan problemas y desafíos para la salud publica.
A continuación compartimos algunos extractos e ideas fuerza, ordenadas según los cuatro ejes principales desde los que construimos la reflexión del PFFM: la especificidad de nuestro lugar periférico “anómalo” desde Argentina, el pensamiento de Francisco, las hipótesis de transformación subyacentes y la cooperación internacional.
SISTEMA DE SALUD ARGENTINO. NECESIDADES, EVIDENCIAS Y FORTALEZAS
- El Estado es un eje central para preservar la salud de todos. Es por eso que un sistema solidario es absolutamente necesario y no puede entenderse como un cliché del discurso político o una consigna utópica. La pandemia demostró que si no pensamos el sistema de salud que merecemos y necesitamos, los inconvenientes son muy graves y muy serios. Este último año se evidenció la crisis latente en el recurso humano médico. Por ejemplo, escasearon terapistas, sean enfermeras especializadas o kinesiólogos con capacidad de trabajar en terapia intensiva. Hoy la proyección de las especialidades médicas está en manos del mercado y no de una planificación de acuerdo a las necesidades. Sólo una planificación sanitaria puede responder a las demandas reales de la salud.
- El sistema nacional de salud de Argentina fue estructurado por el justicialismo (1945 – 1955). Ramón Carrillo, ministro de Salud del gobierno durante ese período, ideó un modelo a lo inglés, financiado con impuestos de la gente pero con una cobertura universal a todos los ciudadanos. Sin embargo, en un época de pleno empleo y con el movimiento obrero como eje vertebral de la organización social y estatal, finalmente triunfó un sistema al modelo alemán, o llamado bismarckiano, donde los aportes de los trabajadores y de la patronal configuraban un fondo para el aseguramiento.
- Este modelo sobrevive hasta hoy, con el agregado que en la década del ‘60 se instaura la Ley de Obras Sociales, lo cual hizo que el sistema argentino se fragmentara, provocando crecientes inequidades. En el mundo hay sistemas de salud públicos, privados, de seguridad social, mixtos. En Argentina los tenemos a todos. A largo plazo eso generó ineficiencias e ineficacias de toda índole.
- Es importante aclarar que si debatimos estas necesidades de mejorar es porque el sistema de salud argentino tiene un piso cubierto que es indiscutible. Comparado con latinoamérica, en Argentina se tiene garantizado el acceso a derechos que en otros países son imposibles: medicamentos, seguro de asistencia materno-infantil, asistencia en la tercera edad, etc. Sin duda, el piso es elevado.
“Durante la pandemia escasearon enfermeras, terapistas y kinesiólogos capacitados para la terapia intensiva. Sólo una planificación sanitaria puede responder a las demandas reales de la salud”
LA SITUACIÓN PANDÉMICA: VACUNAS, RECETAS POLÍTICAS Y RESULTADOS
- En un país federal donde la gestión de la salud fue delegada por Constitución a las provincias, el papel que cabía representar por parte del Estado fue el de una distribución eficaz y equitativa a cada región. Entiendo que en ese aspecto se estuvo a la altura, como se demostró con la gestión de los respiradores. El Ministerio de Salud compró toda la producción nacional de respiradores para evitar asimetrías entre su llegada y los recursos económicos de cada provincia. Esto mismo pasó con las vacunas. La toma de decisiones en materia de vacunación pasa por COFESA (Consejo Federal de Salud), donde la Ministra de Salud se sienta con representantes de cada provincia para decidir la política de gestión a seguir. Ninguna decisión nacional sale sin consenso con las provincias.
- Estamos atravesando la primera pandemia de la “posmodernidad”. Los medios de comunicación son muy veloces, de alcance global y con una gran capilaridad, lo cual generó una sobreinformación que muchas veces se volvió confusión o angustia. Es drástica la diferencia respecto a la última gran pandemia, la Gripe Española, de la cual todavía no es posible calcular las muertes totales, al no existir entonces sistemas de información integrados.
- En la gestión de la pandemia hemos visto experiencias en países con recetas muy disímiles y resultados iguales, y también recetas muy parecidas con resultados disímiles. Esto evidencia que la idiosincrasia de cada cultura y de cada sociedad impactan en el modo de encarar -individual y colectivamente- el cuidado, el acatamiento de las medidas sanitarias y la respuesta a las restricciones de cada gobierno y más allá de estas.
APRENDIZAJES, DEUDAS PENDIENTES Y DESAFÍOS DE CARA AL FUTURO
- El sistema de salud siempre va a estar atravesado por las iniciativas del mercado. Por eso la salud pública no es sólo la epidemiología sino que principalmente radica en el uso adecuado de los recursos. Salud pública es la planificación sanitaria, la gestión clínica cotidiana, es todo lo que tiene que ver con la atención de las personas en el día a día.
- Esta experiencia pandémica deja planteados desafíos de planificación del sistema de salud con sus respectivas dimensiones técnicas y políticas. ¿Qué o quiénes financian el sistema de seguridad social o privado? ¿Qué medidas de gestión tienen que ver con el cuidado de todos? Actualmente las respuestas a estas dimensiones son poco consistentes. Es necesario volver a discutir el modo en que se asignan y destinan recursos y cuales son los resultados que se esperan obtener con ellos.
- Otra consecuencia de la pandemia es el efecto sobre la salud mental. La Ley de Salud Mental está vigente pero necesita ser implementada. “Salir de los manicomios” es un poco el espíritu de la ley, lo cual no implica dejar de atender clínicamente a las personas, sino atenderlas en su núcleo familiar o en un dispositivo de contención adecuado. Es una deuda que el sistema sanitario tiene que empezar a saldar con la población, y más aún en un marco donde la vida cotidiana se vio invadida por la incertidumbre, el miedo y la hiperconectividad. La pandemia va a dejar un escenario nuevo, en el cual habrá que revisar premisas y estudiar procesos y fenómenos.
- ¿Cuáles son los mecanismos que tienen las personas para participar en las decisiones que tienen que ver con su cuidado y la salud? Hoy son casi nulas. Por ejemplo, ¿Quién elige los horarios de atención? ¿La gente en la medida de su disponibilidad o el sistema de mercado? Hay señales de irrupción de nuevas lógicas a partir de planteos y disputas de movimientos sociales, que han ido permeando en algunas estructuras formales, sentándose a la mesa de las discusiones. Son avances tal vez lentos, pero que hace un tiempo eran pasos impensados.
“La salud pública no es sólo la respuesta a una epidemia. Radica en el uso adecuado y racional de los recursos. Tiene que ver con la planificación sanitaria, con la gestión sanitaria, con la atención de las personas día a día”
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
- Hace unos años tal vez era posible pensar en un sistema de salud global, sin embargo, en los últimos años se perdió la fuerza conceptual de esta idea. El desfinanciamiento de las organizaciones multilaterales de la salud tuvo que ver con esta contracción en una agenda global de la salud.
- Con la pandemia vuelve a quedar en evidencia la necesidad de pensar la gestión de la salud a escala global. El porcentaje de vacunas que tienen acaparados los países hegemónicos es abismal en detrimento del conjunto de la población mundial. Los números son contundentes a la hora de evidenciar el nivel de desarticulación y arbitrariedad de cómo se organiza la salud a nivel global.
- Esto se ve agravado por la inexistencia de un núcleo normativo y una instancia institucional a nivel global capaz de generar las condiciones para una discusión efectiva de estas asimetrías con una perspectiva de Cooperación Internacional.